¿Dónde está la dignidad del Cauca?

NELSON PAZ ANAYA
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La gran posibilidad de desarrollo futuro del departamento del cauca, más allá del café, de la minería, de la agricultura, de la ganadería está en la producción de energía, por su capacidad hídrica.

La fuerza de los ríos de la región, puede generar la electricidad que necesita Colombia; por lo menos debíamos iniciar con la de consumo en el departamento, de la cual, en el momento solo generamos el diez por ciento, mientras otras regiones como Antioquia, disfrutan de excedentes que venden al resto del país, recursos con los cuales imprimen una dinámica veloz a su economía.

Después del terremoto de 1.983, se pensó construir la Represa de Julumito, como soporte a la reconstrucción de la Ciudad, con el propósito de generar energía y como complemento turístico para la Meseta de Popayán, se adelantaron estudios para tener la viabilidad para la represa del Salto del Gurumendy, en el río Micay, que bien podría ser de las de mayor generación en el País.

Además, hay muchas más opciones de aprovechamiento de fuerzas hídricas, que se pierden porque los Caucanos, hemos reclinado hasta el derecho a la defensa, protección y aprovechamiento de los Recursos Naturales.

No protestamos,- mientras tanto suceden en el Cauca,- situaciones graves que para habitantes como se dijo de una Ciudad Procera, obligan actitudes de dignidad, al menos se debe intentar una marcha cívica, para esconder la cobardía, de no tener capacidad para reclamar lo que estamos perdiendo.

El reciente fallo del Tribunal de Arbitramento, que condena a la empresa CÉDELA S.A., Centrales Eléctricas del Cauca, de la cual, los Caucanos solo habíamos quedado con el cuarenta y cinco por ciento, a pagar cincuenta y un mil millones de pesos, debe sensibilizar a toda la población, para exteriorizar que la caucanidad no es solo un decir, sino expresión y actitud de Patria.

Sucede que la posibilidad de ser fuertes en la generación de energía, estaba encomendada a la empresa otrora de los caucanos, la cual entra en dificultades administrativas y financieras, en su momento señaladas por los gobiernos como causa de las exigencias laborales sindicales.

Los trabajadores a su turno señalaron a los partidos y políticos vinculados a su administración, por la gestión politiquera y corrupta, de casi cuarenta años “generando” votos por contratos repetidos, postes y transformadores, ofrecidos y paseados por las humildes veredas y barrios del Cauca.

Se interviene a través de la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios, iniciando un periodo irresponsable frente a los intereses de los Caucanos, que termina con su liquidación, no sin antes pasar por los transes del centralismo, que a menudo pasa por aquí, escondido en figurillas que de vez en cuando se pasean por el Cauca, con pose de sabios y de sacrificados.

El gobierno anterior, aprovecha esta situación y corre a entregar su administración a la firma privada Compañía Eléctrica del Cauca, de grupos económicos foráneos, a la que encontraría debilidades que al principio no vio, o apareció otra con intereses más fuertes o reconocidos y cambio el contrato, sin las debidas precauciones legales, que es el que ahora fallan y que debemos pagar los caucanos, a quienes nunca se consultó nada.

Resta decir, que como solución al pasivo laboral con los trabajadores y ante la necesidad de aparecer ante el gobierno Norte-americano, como innovadores y respetuosos del Sindicalismo, para aliviar el daño que se le hacía al Cauca, se resolvió crear el Sindicalismo Empresarial, y entregar el mantenimiento de las generadoras de energía pocas y viejas por cierto al sindicato, que hoy funge como empresario sindical, la UTEN.

Pero – ¿cuánto es la utilidad para la población del cauca? ¿Cuánto tiempo, pueden los trabajadores hacer sostenible este proyecto?-¿El Gobernador planteo un inquietante interrogante para muchos activos vinculados a empresas en las cuales hay mucho capital de los caucanos, ¿Cuál es realmente su resultado? Pregunta para debatir y responder.

La situación es muy delicada, sobre todo en momentos de quejas por el pago de tarifas, siendo las del cauca, las más caras del País, y bajo la presión a los alcaldes por la carencia de alumbrado público, por la imposibilidad presupuestal para cancelar estos servicios, así como el de los establecimientos de educación, aclaraciones para épocas pre-electorales.

Mientras esto sucede la Compañía Energética de Occidente, la CEO, reporta utilidades por encima de veinte mil millones de pesos anuales, por vendernos la energía que compra, nos factura y que al parecer nunca vamos a producir.

Si los actores políticos, cívicos, sociales y económicos del cauca, no somos capaces de decir BASTA, es mejor “apagar e irse”, así decían los abuelos, que al menos eran más verracos que nosotros. Si no producimos la energía que consumimos, con una naturaleza que nos la brinda toda, nos oscurecerá la vergüenza.