NELSON PAZ ANAYA
El Instituto de Estudios Interculturales de la Universidad Pontificia Javeriana de Cali, al producir el documento Conceptualización del Campesinado en Colombia, para su definición, caracterización y medición, con base en la Sentencia 2028 de la Corte Suprema de Justicia, a partir de elementos para el conocimiento cierto del mundo campesino y de trabajar sobre su relevancia, crea una expectativa de tipo académico, económico y social de múltiples incidencias.
Se parte de una definición, “Sujeto intercultural, que se identifica como tal, involucrado vitalmente en el trabajo directo con la tierra y la naturaleza, inmerso en formas de organización social basadas en el trabajo familiar y comunitario no remunerado o en la venta de su fuerza de trabajo.”; para incursionar en los aspectos de la dimensión territorial, siendo un sujeto diverso; en la dimensión cultural un sujeto colectivo de carácter intercultural en su configuración histórica, en la dimensión productiva, aparece multiactivo desde el punto de vista de su actividad económica y asociativo en la dimensión organizativa.
El campesino tiene dinámicas que procuran su reconocimiento y participación ciudadana, que han formado parte de la política nacional, el documento continua presentando los siguientes ejes para la caracterización organizativa, la familia campesina como relación social básica; la mujer campesina en su papel preponderante; las organizaciones sociales como espacios autónomos o de incidencia, la participación como reivindicación y exigibilidad y finalmente la autonomía en relación con la resistencia histórica.
El trabajo del Instituto, da cuenta de la preocupación por contar a los campesinos, de forma integral, evitando circunstancias que generen subregistro, por lo tanto propone usar los ya existentes o la construcción de uno nuevo y la identificación de campesino con marcadores étnicos, teniendo en cuenta las condiciones reales de cada territorio, el Censo Nacional Agropecuario, el saber, el patrimonio cultural, las labores campesinas; en la dimensión productiva sus saberes; finalmente en las consideraciones para la dimensión organizativa, se propone mirar las bases de datos vigentes y los informes fragmentados, como los de las Juntas de Acción Comunal y de Asociaciones de Productores.
Jhon Jairo Rincón G., hace referencia a la lucha por el reconocimiento, a partir de lo sucedido el pasado 4 de abril de 2019, cuando el Gobierno Nacional y los voceros de las mingas indígenas, afros y campesinos, de la Minga Social por la Vida, el Territorio, la Democracia, la Justicia, y la Paz, firmaron acordando: “la construcción de una política pública para el campesinado, que se incluirá como proposición en el Plan Nacional de Desarrollo2018-2022. Todo apalancado además, en el informe de La Misión para la transformación del campo en el año 2.015 que entre otros apartes señala, como la sociedad rural ha sido eje del desarrollo, con una deuda acumulada, escenario del conflicto, de la concentración de la tierra, de la pobreza.
Este ejercicio del Instituto ha sido pertinente, por cuanto se ha considerado la diversidad geográfica, el agua, la tierra, la movilización campesina, la ANUC, la reforma agraria, la oposición, la resistencia, el desprecio de las elites, señalando además, como se articula el reconocimiento del campesinado como constante histórica, por cuanto “los conflictos por el uso y propiedad de la tierra, se articulan con los conflictos por el poder”, de allí el “reconocimiento en doble vía” implique el de los indios y el de los afros. Sin embargo la sociedad nacional no ha hecho conciencia.
Carlos Alberto Benavides Mora, Universidad Externado, señala como se ha expresado con contundencia la vida campesina, indica como el Acuerdo de Paz, inicia con: “Hacia un nuevo campo colombiano: reforma rural integral”, a nivel internacional, la familia campesina, los ecosistemas, la proclamación de los derechos de los campesinos en las Naciones Unidas, de allí el gran reto que se debe plantear en el mundo académico, dadas las potencialidades de la vida campesina.
Un análisis conceptual e histórico se presenta como necesario para Carlos Duarte y Camilo Montenegro, “Hoy las exigencias campesinas versan sobre apuestas de autoridad territorial y representación política, redistribución económica y de poder y reconocimiento político; más allá del simple acceso a la tierra y de derechos en el marco de construcción de nación”. Si se pretende desarrollar el Cauca, es fundamental analizar la producción de la Universidad Javeriana, y asumirla como instrumento de trabajo, los autores refieren a Molano (2007) en un aspecto para meditar, “La identidad cultural no existe sin la memoria… sin elementos simbólicos que ayudan a construir el futuro”.