CARLOS E. CAÑAR SARRIA
El próximo será un año electoral. Se avecinan las elecciones legislativas y presidenciales en marzo y mayo, respectivamente. En la arena política ya asoman un sin fin de precandidatos para las presidenciales, lo mismo para las territoriales, sobre todo quienes aspiran repetir y perpetuarse en el poder legislativo; esperando convencer a un electorado desencantado de la política y de sus patologías, tales como el clientelismo, el populismo, la demagogia, la politiquería y la corrupción, esta última, la más grave enfermedad de la sociedad colombiana. Patologías en las que no están exentos de responsabilidad muchos congresistas, culpables de los males que padece el país, cuyo recinto catalogado como una guarida de bandidos, que vive y se reproduce de los impuestos que pagamos. De ahí, el hecho de ser el Congreso, una de las instituciones más deslegitimadas en el contexto nacional. Lo cual es una valiosa oportunidad para ser renovado el próximo año.
Colombia es un país sui géneris. Son consuetudinarios los escándalos de toda índole; los más recientes hacen olvidar los anteriores y así continuamos, como en círculo vicioso. Parece que en Colombia no existiera una cultura de la moral y de la ética. Desafortunadamente muchos actúan no por principios y convicciones, sino por circunstancias y conveniencias. No es ético perpetuar en el poder a aquellos que han hecho de la política, un lucrativo negocio en beneficio propio, de unos pocos y en detrimento del bien público. Por eso estamos como estamos. Desde luego, que no todos los congresistas actúan mal, por ello hay que saber escoger a los más capaces, a los más preparados intelectualmente y a aquellos que les caracterice sensibilidad social.
En ocasiones hay dirigentes, pero les falta pueblo y en otros momentos, suele haber pueblo, pero no hay dirigentes. Lo preocupante es que el ritmo electoral termina viciado por la falta de madurez política del electorado que termina decidiendo por las peores opciones. De ahí los posteriores arrepentimientos y desencantos. Ojalá las experiencias pasadas, sirvan para meditar y escoger a los mejores.
Congresistas ya andan recorriendo las regiones, esperando captar nuevamente el respaldo de un electorado que han vendido y traicionado. Y el Cauca no es la excepción. Algunos vuelven a asomar las caras en tiempos electoreros, cuando en los momentos críticos de la región, no se hacen sentir y brillan por su ausencia. Sinvergüenzas, algunos apoyados por seudoperiodistas que no desperdician ocasión para alabarlos, no obstante, ser conscientes del mal que hacen a la sociedad. Congresistas que al no tener nada bueno que mostrar para cautivar a los potenciales electores, se valen de periodistas inescrupulosos que sin argumentos los defienden y promueven. Este tipo de periodismo electorero que no es raro en el Cauca debe desterrarse. Aduladores que a leguas se percibe que no dan puntada sin dedal ni hacen nada gratis. El único compromiso de un verdadero periodista es la defensa del bien público.
El panorama político para las elecciones presidenciales está complicado ante la aparición de tanto precandidato; muchos de los cuales, aparentemente sin opción de poder, aunque ya está consabido, que cualquiera tiene posibilidad de convertirse en presidente de la Republica.
Es prudente esperar el devenir de las campañas, conocer las hojas de vida de los diferentes candidatos, sus realizaciones, sus programas, sus límites y alcances. Como opinión pública nos mantendremos atentos.