Por Juan Carlos Pabón Gómez
Especial para EL NUEVO LIBERAL
¿Se imaginan ustedes toda la información que puede estar escondida en un billete de dos mil pesos colombianos? Bueno el tema no es tan literal. Se trata de saber si alguna vez han pensado en la importancia del personaje dibujado en este billete. La verdad es que yo tampoco lo conocía hasta hace algunos meses. Escasamente sabía que era Débora Arango, una pintora colombiana y que se encontraba ahí debido al homenaje que le hizo el Banco de la República en su emisión del año 2016. Pero al empezar a conocer sobre su vida y su obra, me encontré con una mujer impresionante, una luchadora, quien fue ferozmente marginada por la sociedad colombiana.
Débora Arango nació en Medellín en 1907. Fue la octava hija del matrimonio del comerciante Cástor Arango y Elvira Pérez; una numerosa y rica familia, muy conservadora y católica. Desde muy temprana edad mostró su rebeldía. En una ocasión se vistió de pantalones y en complicidad con una amiga salió a cabalgar como hombre y no como lo hacían en la época que era de lado. Esta actividad era censurada para las mujeres de su tiempo, porque «eso era cosa de hombres». Al regresar a su casa, ella vio a una señora que había puesto a hervir agua para tirárselas.
El cuadro que aparece junto a la artista se llama Adolescencia y fue pintado en 1948. La modelo fue una de sus hermanas. Se encontraba expuesto en el Museo Zea y fue motivo para que las señoras de «La Liga de la Decencia de Medellín», se quejaran ante el arzobispo García Benítez. El prelado la llamó para que se presentara en su oficina en el Palacio Episcopal. Le iba a prohibir que continuara pintando desnudos. Débora le preguntó que si había llamado a Pedro Nel Gómez, quien también pintaba desnudos. El arzobispo justificando a Gómez, le contestó que él era hombre. Entonces ella le respondió que no sabía que existieran pecados para hombres y pecados para mujeres. Débora era una mujer muy católica. Siempre llevaba en su cuello un crucifijo y sobre su relación con Dios, decía que no necesitaba intermediarios quienes reafirmaran que ella era una buena mujer. Pero su relación con la Iglesia Católica fue muy mala. Dos de sus exhibiciones en Medellín, se las censuraron debido a sus desnudos. Por su parte ella a través de sus obras criticó bastante a sus jerarcas y sacerdotes.
Débora Arango tuvo dos grandes maestros. Comenzó con Eladio Vélez, un destacado acuarelista, quien hacia 1931 regresó a Medellín luego de estudiar en Europa. Cuatro años más tarde, Pedro Nel Gómez, quien también acababa de regresar de estudiar en Europa, estaba comenzando a realizar los frescos del Palacio Municipal, en donde por primera vez apareció un desnudo en un edificio público y otras de gran impacto visual. Eso fue como una revelación divina para ella, quien de inmediato se retiró de las clases de Eladio Velez y junto con seis amigas muy cercanas, ingresó al taller de Pedro Nel Gómez, en donde a través de la fuerza de color comenzó a forjar su propio estilo. Un par de años después, las alumnas hicieron una exposición de sus obras en una casa que les facilitaron. Por su trabajo recibieron muy buenos comentarios de la prensa local. En el almuerzo de celebración con su maestro, él les comentó que el año siguiente, comenzarían a trabajar el cuerpo humano, modelos desnudos. La única que se mostró entusiasmada con la idea fue ella, las demás enmudecieron y se despidieron. Comenzaban las vacaciones. El año siguiente no continuaron en las clases y además dejaron de ser sus amigas.
Débora fue la primera mujer que pintó desnudos en Colombia y por eso fue rechazada por la sociedad de su tiempo. En la época que le tocó vivir, la mujer en Colombia era considerada «ciudadana de segunda clase». Las mujeres no tenían derechos, no podían votar, no podían adquirir propiedades o bienes. Estaban bajo el poder absoluto de sus esposos. La artista vivió la época del Concordato en Colombia, el cual fue una alianza entre el Estado y la Iglesia Católica. El Estado le entrega el poder a la Iglesia para vigilar la vida y el cuerpo de los colombianos. Mariano Ospina Pérez era el Presidente de Colombia y Laureano Gómez era Senador. Luego Laureano fue el Presidente y más tarde fue Rojas Pinilla. Todos ellos eran ultra conservadores. Imagínense entonces, el rechazo tan brutal que recibía cada vez que pintaba un desnudo, una obra con denuncia social o política; eso era un escándalo nacional, que de inmediato generaba la censura por parte del Estado y la sociedad en general.
En sus desnudos muestra a una mujer real, con vello púbico. Es una mujer que mira de frente, que es agresiva. Por eso rompió esquemas. Para ella el cuerpo era el paisaje más próximo, de tal forma, que no había ninguna malicia en la idea. Pero todos vieron malicia en ellos. Dejó de pintar entre 1970 y 1972, y falleció en el 2005 a la edad de noventa y ocho años.
Quiero que reflexionen con un par de preguntas fundamentales que me surgieron al final de mi investigación. Si el gobierno colombiano quería hacerle un homenaje a una artista de la talla de Débora Arango, cuya obra en su totalidad es un testimonio histórico de Colombia a lo largo de casi tres décadas, ¿por qué lo hicieron en el billete de dos mil pesos? ¿por qué no le han realizado un documental?