Dejar al servicio de la comunidad las dragas, entregar las motocicletas a sus propietarios e incinerar dos escopetas y elementos para el uso en minería ilegal fue la decisión adoptada por la comunidad del resguardo La Laguna-Siberia, municipio de Caldono en audiencia pública cumplida en las últimas horas en esa región del nororiente caucano. Estos elementos fueron incautados por la guardia indígena en desarrollo de una minga de control territorial sobre el río Ovejas a la altura de la vereda El Caimito adelantada con participación de las autoridades tradicionales acompañadas por comuneros de la región.
En esta ocasión fueron incautadas dos dragas artesanales, dos motocicletas, dos escopetas y elementos propios para la extracción de oro. La asamblea hizo un análisis sobre los daños ambientales que se vienen causando a los ríos de la región y no consideró viable la entrega de esos equipos como lo solicitó su propietario y en consecuencia consideró que podrían ser útiles para el servicio de la comunidad mientras que ordenó la entrega de las motocicletas por tener documentos al día mientras que las armas y elementos de minería fueron incinerados ante la presencia del público.
En desarrollo de la audiencia muchos dirigentes comunitarios como Miguel Ángel Peña, consejero zonal de Sat Tama Kiwe, Andrés Almendras, Consejero Regional del CRIC y el Gobernador del Cabildo Rodrigo Quirá; hicieron una semblanza de lo que viene ocurriendo tanto en esta región como en el resto del departamento en materia de deterioro de los recursos naturales, los mandatos emanados de los congresos regionales en el sentido de defender la madre tierra y la necesidad urgente de tomar acciones que eviten mayores dificultades para las generaciones venideras.
Los nativos del común también participaron activamente y se rotaron el uso de la palabra para indicar que deteriorar los ríos con el argumento que la agricultura no deja recursos suficientes para vivirá no es válida porque la situación es igual para todos los comuneros que siguen trabajando la tierra aunque la producción no sea la esperada. Otra comunera que trabaja en el área de salud consideró que no era viable incinerar los equipos porque se causaría contaminación en el aire y que por lo tanto era más provechoso utilizarlas para labores agropecuarias. Esas fueron las principales reflexiones para que luego con la mano en alto aprobaran dejar esos equipos en manos de la comunidad, destruir las armas que le hacen mucho daño a la comunidad y devolver las motocicletas a sus legítimos propietarios.
Al final en una hoguera, las armas quedaron totalmente inutilizadas, las motos salieron con sus dueños y uno a uno los indígenas vieron cómo se cumplía el mandato popular de defender los recursos naturales y el medio ambiente.
“Continuaremos con esta clase de procedimientos en todos los ríos que hay en este territorio, no permitiremos que personas de la región o ajenos al resguardo traten de dañar lo nuestro y ofrendaremos la vida si es necesario para garantizar la vida de nuestras nuevas generaciones” fue la sentencia final.
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