En una reciente entrevista informal, en su residencia en España, Carlos Mattos hizo su particular balance de su extensa trayectoria profesional (la ya más que conocida) y también personal.
El exitoso empresario colombiano, lejos de los focos mediáticos, habló distendidamente acerca de su lado más personal y aseguró quedarse con las ganas de haber ayudado a más gente de la que ya ayudó a lo largo de su vida (y que ha sido mucha). A la pregunta de si “tenía algún sueño frustrado que no haya terminado de cumplir” el propio Mattos aseguraba que “me hubiera gustado, verdaderamente, ayudar más a la humanidad” y matizaba “yo he puesto mi granito de arena, mi pequeña aportación con múltiples proyectos como la renovación de la Catedral Primada de Cartagena de Indias en Colombia”. El filántropo colaboró económicamente en la reconstrucción de esta Catedral que estaba totalmente abandonada y derruida. Él fue el promotor y quien inició una campaña para levantar de nuevo los techos y paredes, además de pintar el altar mayor. “Definitivamente, logramos sacar esa Catedral adelante y que fuera de disfrute para los que quisieran visitarla”, afirmaba Mattos.
Otro de sus actos benéficos -quizás el de mayor satisfacción para él debido a su fuerte devoción y creencia cristiana- fue la creación de un seminario de sacerdotes en el Valledupar. Pero su compromiso con la sociedad colombiana no queda ahí. En la capital colombiana, Bogotá, el empresario impulsó la creación del Hogar de Mujeres Solteras y Niños Huérfanos. “Logramos construir y mantener una casa con 100 niños y 100 mujeres solteras que apenas tenían recursos”, comentaba Mattos.
Sin embargo, el empresario lejos de conformarse con lo ya hecho, afirmaba que “me gustaría dedicar la vida que me queda a realizar más obras de caridad” y proseguía “soy consciente de la actualidad del mundo con la cantidad de hambre y miseria. Más ahora con el coronavirus”. Y es que el filántropo también ha apoyado a multitud de pueblos en su país natal para sobrellevar la crisis. En palabras de él mismo “el ejército nos ayudó a repartir alimentos para 500 familias necesitadas”.
Para finalizar, Carlos Mattos asegura no sentirse aún realizado con lo que había dado y prometía seguir comprometido con la causa: “trataré, lo que me quede de vida, de ayudar al prójimo. Es lo que mis padres me inculcaron”.