Redacción El Nuevo Liberal
Aunque pareciera ser un “delito menor”, las conductas punibles de niños, niñas y adolescentes en Colombia, son un problema que crece constantemente. Así lo revela un informe de la Fiscalía General de la Nación, donde destaca que en el país, 2158 menores están en Centros de Internamiento Preventivo del Icbf, de los cuales, 841 casos son reincidentes de estas conductas delictivas.
Si bien, el informe revela que ciudades como Cali y Medellín son las que más casos presentan de delincuencia juvenil, bandas o pandillas lideradas por menores; ciudades intermedias como Popayán, no son ajenas a esta problemática.
En lo que va del 2016, y de acuerdo a cifras de la Dirección de Protección y Servicios Especiales de la Policía Metropolitana de Popayán, se han atendido 131 casos delictivos cometidos por niños, niñas y adolescentes, de los cuales 33 corresponden a hurto y el resto a diferentes tipos de delito.
Pero, ¿Qué pasa con estos adolescentes? ¿Cuál es el proceso penal que se hace con ellos?, de acuerdo a la Policía judicial de infancia y adolescencia que funciona en la Unidad de Reacción Inmediata –URI- Popayán, todos los casos presentados en lo corrido del año se dan en flagrancia, y por lo tanto se captura a los niños, niñas o adolescentes involucrados; posteriormente el juez es quien determina cuál es la sanción para el joven infractor.
“Bajo la Ley 1098, Código de Infancia y Adolescencia se estipula que los niños mayores de 14 años son responsables penalmente, pero los menores de 14 no; por lo tanto los procedimientos son diferentes, si es menor de 14 años ingresa a un sistema de protección del Icbf, pero si comete un delito y es mayor de 14 años, ingresa al Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes, e inicia todo un proceso con diferentes instituciones”, explica la teniente Jennifer Benavides, jefe del Grupo de Protección de la Infancia y Adolescencia de la Policía Metropolitana de Popayán.
De ahí que, una de las mayores preocupaciones de las autoridades y de las instituciones sea la reincidencia de los adolescentes en actos delictivos, pues en varios casos, solo se les sanciona y se les deja libre, son pocas las ocasiones en las que los niños, niñas o adolescentes se les da medida de internamiento y se les priva de la libertad.
Sin embargo, esa reincidencia delictiva se debe a muchos factores, o al menos así lo afirman investigadores, educadores o los mismos policías que atienden el tema de infancia y adolescencia, pues aunque sean más los casos en los que los menores son víctimas, los casos en los que ellos se vuelven victimarios no pueden dejarse a un lado, y debe haber un compromiso social e institucional para ofrecerle más y mejores oportunidades a estos jóvenes.
Para la teniente Jennifer Benavides, son diversos los factores que confluyen para que los jóvenes se vean involucrados en distintos delitos, y aunque no niega su culpabilidad o voluntad para cometerlos, señala que el contexto y la hostilidad con la que se vive en gran parte del país, hacen que “el camino fácil” sea delinquir y que la resocialización de un joven sea una meta difícil de lograr.
“La reincidencia en los delitos tiene que ver mucho también con el tema del contexto, lo que pasa es que cuando el niño está allá en el proceso de resocialización, las condiciones del sitio hacen que vaya por buen camino, que se acoja a las medidas, al orden y a la disciplina que lleva ese centro; pero el problema es cuando ya salen, cuando vuelven al mismo lugar de donde se supone salieron por cometer hechos no adecuados contra la sociedad; ese es el problema, no se observa una conexión entre el proceso, el tratamiento y el proyecto de vida o lo que el niño va a salir a hacer de allí en adelante”, señala la jefe del grupo de protección de la policía de infancia y adolescencia.
La resocialización ¿Qué hacen los jóvenes en los Centros de Atención Especializada?
Para Fray Sebastián Toro, coordinador pedagógico e investigativo del Instituto de formación Toribio Maya, existen básicamente tres factores para que los jóvenes reincidan en conductas delictivas: la familia, el barrio, y la falta de oportunidades laborales en la ciudad.
Actualmente el Instituto de formación Toribio Maya atiende a 250 jóvenes en su sede principal y aproximadamente 40 en la Comunidad Terapéutica Éxodo (otra sede del Instituto), donde ingresan jóvenes que voluntariamente quieren hacer un proceso sobre el consumo de sustancias sicoactivas.
“Los jóvenes que están aquí en el Instituto, en su mayoría son menores de edad, e ingresan porque han cometido algún delito y son cobijados con la Ley 1098. Las medidas de atención que manejamos son: el Centro de Atención Especializado, que es para todos los jóvenes que están sancionados por el juzgado porque fueron encontrados culpables de algún delito; el Centro de Internamiento Preventivo, con los jóvenes que aún están en proceso de investigaciones para ser sancionados o en su defecto para quedar libres ante un presunto delito, y la otra medida es el Internado Restablecimiento en Administración de Justicia, donde están los jóvenes que por algún motivo se les cayó su condena o vienen por restitución de derechos”, explica el coordinador pedagógico del Toribio Maya.
Y aunque las instituciones no tienen cifras sobre el impacto institucional de estos procesos de resocialización, para la Policía son más los casos de reincidencia entre los niños, niñas y adolescentes, que los casos en los que ellos realmente asumen un cambio para su vida. Sin embargo, Fray Sebastián Toro, opina que dentro del instituto de formación Toribio Maya, la mayoría de jóvenes quieren tener un cambio en su vida y aprovechar la formación que ahí se les ha dado, “un ejemplo de ello es que aquí no hay muros, y que si hay 290 jóvenes privados de la libertad y no se evaden, es porque hay algo dentro de ellos que los lleva a decir que sí vale la pena cambiar”.
Hechos delictivos en 2015
De acuerdo a información del Grupo de Protección de la infancia y adolescencia de la Policía Metropolitana de Popayán, en 2015 los hechos en los que más hubo involucrados niños, niñas y adolescentes fueron: el hurto a personas con 149 casos, seguido por el consumo, tráfico y porte de estupefacientes, con 57 casos y 22 casos de violencia intrafamiliar.