HEMBERTH JAVITH PAZ GÓMEZ
Esta es una loa por Popayán… A nuestra ciudad ha llegado un terremoto social que no solamente arrasa con las cotidianidades, sino con sus monumentos, costumbres, tradiciones, inventario público y simbología… El sector histórico que es por ley protegido del Estado adolece de muchas deficiencias y mantiene un lunar negro notorio con las ruinas del Centro Comercial Anarcos…El Parque de Caldas, abandonado, sin mantenimiento y la estatua del sabio vandalizada…Estatuas como la de Sebastián de Belalcázar, Julio Arboleda, Francisco de Paula Santander y otras arrasadas y bajadas de su pedestal por indígenas y turbas vandálicas ignorantes del significado de esos símbolos en la historia de Popayán…El amueblamiento urbano está a merced de los depredadores, amenazado y atropellado… Las blancas paredes ya no existen… El vicio y la manía de escribir en ellas las ha ultrajado y malogrado.
No posamos de pesimistas respecto de nuestra ciudad fecunda, museo de la historia, cuna de presidentes y excepcional vividero, sino que señalamos la realidad de lo que hoy es Popayán…Una ciudad a merced del vandalaje y la acción de depredadores y delincuentes, sinque alguien diga, bueno, se nos acaba Popayán vamos a rescatarla…Realmente, no queremos a nuestra ciudad…No la hacemos respetar…Aquí todo pasa y no pasa nada…Es como si no hubiésemos elegido Concejales ni alcalde…Nos comportamos con un no me importismo sobrecogedor Nadie se inmuta, nadie alza la voz o un dedo para decir aquí estoy yo, salvemos a Popayán…¿Ese es su destino? ¿El desconocimiento del significado en la patria y para quienes aquí vivimos?
Es hora de decir: regresemos a Belalcázar al Morro o aquí subimos el Cacique Pubén y a su fundador le damos otro sitio destacado; nadie monta un grupo civil para controlar a los “drogos” que mancillan sus paredes día y noche dado que la policía no actúa…Nadie se une para contrarrestar la inseguridad y para desmontarse la manía extorsionista de los indígenas cerrando a su antojo la carretera Panamericana.
Pasmosa la actitud anti cívica y conforme de quienes vivimos en Popayán…Ni el terremoto del 31 de marzo de 1983 ni el terremoto social que afrontamos despierta el amor cívico por nuestra ciudad…Sigamos clamando en el desierto y la bienaventuranza acompañe a Popayán.