HUGO COSME VARGAS
En esta dirección urbana de una población situada en el sur de la península de La Florida, en los Estados Unidos de América -EUA-, en uno de los sectores más difundidos por la industria cinematográfica de Hollywood, se erigía hasta el 24 de junio de este año, un hermoso edificio de 12 pisos más un sótano, con una impresionante vista hacia las playas de Miami Beach y el Océano Atlántico en lontananza, bien decorado en su interior, construido en 1981 en uno de los países que más produce ciencia y tecnología, e impone normas estrictas que de verdad se cumplen. Allí habitaban 136 familias, que seguramente dormían a la 1:30 de la mañana, sin presagiar que ese minuto sería el último de sus vidas para 129 personas, alojadas en 55 de los apartamentos del condominio Champlain Towers South. Lo inesperado de su derrumbe, la magnitud de la tragedia, el fracaso para rescatar sobrevivientes, la posibilidad de más colapsos en esa zona y el asombro mundial de la ingeniería civil por el hecho sucedido amerita escribir algunas ideas que tengan aplicación en nuestro país, donde los códigos de construcción se incumplen varias veces.
Popayán mantuvo una estructura de casas coloniales hasta la década de 1960, empleando para su construcción adobe, tierra pisada, piedra de cantera, cal, caña brava, madera rolliza, y ladrillo y teja artesanales, desde inicios del siglo XX cemento, hormigón y acero hasta nuestros días. En 1978 aparecen en serio los edificios cuando el amigo Carlos Holguín Valenzuela impulsa la construcción del entonces llamado edificio Lotería del Cauca, diseñado inicialmente para 12 pisos. El sismo de 1983 desnudó verdades: afectaciones estructurales en las casas y edificios coloniales por el daño arquitectónico acumulado que varias generaciones habían hecho en los vanos de sus muros; efecto devastador del comején en las cubiertas por falta absoluta de mantenimiento; estructuras modernas diseñadas con pórticos de vigas y columnas de concreto reforzado, sin rigidez completa en una orientación; existencia de algunos concretos deteriorados por los años; y falta de amarres suficientes en sus muros, tanto horizontal como verticalmente. Es decir, un catálogo ideal para el tema de patología estructural que hoy apenas se empieza a enseñar en el pensum académico de los programas de ingeniería civil.
Aún es temprano para saber a plenitud las causas del colapso del Champlain. Casi siempre hay varias razones acumuladas con los años. Aquí menciono algunas: asentamientos verticales del edificio, medidos seriamente entre 1993 y 1999, ocasionados probablemente por la formación de cárcavas en la roca caliza que sirve de fundación a los pilotes de la estructura, susceptible a descomponerse en contacto con el agua; utilización de losas reticulares planas, de concreto reforzado, sin vigas y sin capiteles (ensanchamiento arriba de la columna); sobrepeso producido por las remodelaciones históricas de los propietarios, usando mármoles y otros materiales pesados, equipos grandes de aire acondicionado, y recientemente, maquinaria de construcción observada en la azotea del edificio; efecto continuado de la salinidad de la atmósfera en la oxidación de los aceros empleados, y finalmente, mal mantenimiento de la torre, confirmada en 2018 cuando se identificaron fisuras, grietas, descascarado del hormigón y oxidación en algunas varillas de acero expuestas. La NIST, institución que mide estándares de ingeniería en EUA ha asumido la investigación del colapso, en nombre de la comunidad internacional de ingenieros civiles estaremos atentos a sus descubrimientos y conclusiones, para anticipar desde el momento de los estudios y diseños de cualquier proyecto de ingeniería civil, los errores que hoy, lamentablemente vemos aflorar después de haber confirmado la muerte de 86 personas y posiblemente 43 más, que aún continúan desaparecidas. Hacemos un llamado a las curadurías locales y a la oficina de planeación municipal para que apliquen con rigor las normas sismo resistentes que nos rigen, tanto en la etapa de estudios-diseños, como durante las fases de construcción y mantenimiento. Hay actividades tan delicadas en cada etapa, especialmente relacionadas con el estudio de suelos y el cálculo estructural, que no pueden confiarse sólo al ingeniero civil de pregrado, demandando siempre la participación de ingenieros con estudios y títulos de posgrado. ¡Debemos aprender la lección!