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    ¿Y ahora qué sigue?

    JORGE ELIÉCER ORTIZ FERNÁNDEZ

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    En días pasados en las redes sociales le preguntamos a la ciudadanía, que pasaría después de la movilización del día 21 de noviembre, esto, en consideración a lo que ha desencadenado las movilizaciones de nuestros vecinos venezolanos, ecuatorianos, chilenos, argentinos y bolivianos. Algunos compatriotas manifestaron jocosamente que en Colombia no pasa nada, otros más inquietos y reflexivos le apuestan a que el gobierno del Señor Duque coloque el radar sobre la ciudadanía, reconociendo eso sí, que los talleres construyendo país, podría considerase como la cuota inicial, a una necesidad sentida, que es que los gobernantes mantengan comunicación permanente con sus gobernados, esto con el fin, de conocer de primera mano, sobre la sintonía o no de los ciudadanos con la forma de gobernar y las políticas públicas aplicadas para atender las necesidades más sentidas del pueblo colombiano.



    Sobre los talleres, agregan sobre la necesidad de “untarle” más democracia en su participación, pues para nadie es desconocido, que en las reuniones previas al magno evento con el Señor Presidente y el staff del gobierno nacional, parecería que se da la directriz de que tan solo tienen cabida los aduladores, es decir, los encargados de colocar el humo necesario, para que quienes tienen que tomar decisiones, no vean la realidad social de los municipios y departamentos, dando al traste con un escenario, que a mi parecer es propicio para hablar con franqueza y se dé rienda suelta a los verdaderos problemas que hoy por hoy los ideólogos de las movilizaciones demandan en cada consigna, en cada grito, en cada golpe de cacerola que retumba en las mentes del presidente y sus gregarios, ruido avasallador que obliga a tomar decisiones para enderezar el camino, obligado quizá por la circunstancia, de que no es el congreso ni partidos políticos que hoy lo obligan a actuar con prontitud ante la hecatombe, que puede significar, el dejar los días con sus noches acompañados de manera especial por jóvenes que están acuñando consignas y frases como “que se metieron con la generación que no tienen nada para perder” pues no cuentan con: una educación formadora en habilidades, con posibilidades de acceder a la educación superior, oportunidades para generar riqueza en el país, un sistema de salud que solo privilegia a quienes cuentan con medios económicos, un sistema pensional que verdaderamente reconozca los años servidos al sector público y privado, campesinos con garantías para convertir tierras dedicadas al cultivo de hoja de coca y marihuana en tierras de cultivo licito, en fin, una generación que se apoya de las redes sociales para determinar que se están formando en un país que se caracteriza por ser uno de los más desiguales a nivel latinoamericano y mundial. Corresponde entonces tomar cartas sobre el asunto al gobierno nacional, en principio, convoca a alcaldes y gobernadores electos para colocarlos en sintonía sobre los avances en que el gobierno ha venido trabajando para atender las demandas presentadas por los organizadores de las movilizaciones y en segundo lugar, convoca al comité central responsable de direccionar a los cientos de colombianos que refrendan con su participación la inconformidad nacional.

    Con mucho interés, la patria estará expectante sobre el resultado de estos conversatorios para dar continuidad en los diálogos regionales, donde insistimos, hablando del departamento del cauca, lo importante es escucharnos y escuchar a todos los sectores sociales y políticos, ya el presidente conoce profusamente de las delicias de las empanadas de pipián, la aloja, el champús y las delicias de doña chepa, esta debe ser una jornada de profunda reflexión y toma de decisiones por el bien de todos y todas las colombianas.

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