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En el patojeando anterior, sin querer queriendo, como dicen los niños cuando hacen una travesura en la casa, ante la mirada inquisidora de sus padres, a Aquiles Revelo se le fue una palabrota que, a pesar de que es castiza, que es utilizada para significar un sentimiento sobre algo que lo hace enojar a uno en exceso, que lo encabrona, según los mexicanos, o que da mucha verraquera y rabia, en el decir de los colombianos, generó escozor, molestia e inconformidad a algunos lectores, quienes manifestaron que ese tipo de palabras son de mal gusto, soeces y groseras. Situación que el equipo redactor del Patojeando se la hizo conocer a Aquiles, quien como niño regañado bajó la cabeza y entre dientes balbuceó: “Y sin embargo se mueve” como evocando pasajes de la historia universal; uno de los del equipo, extrañado, le pidió a Aquiles qué que estaba diciendo, éste levantó la cabeza, los miró a los ojos y con voz trémula les dijo: Que vergüenza… no volverá a suceder.
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