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    Una visión aproximada de la protesta

    NELSON EDUARDO PAZ ANAYA

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    La mirada a la protesta del pasado jueves, si se hace con sensatez y con base en la experiencia de las situaciones de sociedades similares en América y el Mundo, es claro que el País requiere un viraje, en el cual, lo social, este por encima de los intereses acaparadores de reducidos grupos, que abusan del mecanismo reproductor del poder.

    No se da aquí una lucha de clases. Son muchos sectores de clase media y de medianos empresarios, que no soportan más, los abusos de los grupos de presión económicos atropellando: los asuntos de pensiones, de salario minimo, los temas tributarios, su relación con contratos corruptos, el acaparamiento de tierras, el aprovechamiento de las privatizaciones, todo parece girar solo en su beneficio y allí están los resultados, Sarmiento entre los más ricos del planeta y los colombianos en la calle.

    Las medidas que acosan a los Colombianos, en muchos casos anunciadas con anterioridad por voceros de grupos financieros particularmente beneficiados, no pueden estar jalonando la dirección de la hacienda pública, porque esta no puede estar al servicio de las utilidades de un grupo bancario que abuza de su situación en la sociedad.

    La presencia en las calles, en general tuvo un mensaje, con sentido de Patria para el Presidente, manifestado en su actitud cívica y en el contenido de las solicitudes, y es el respaldo para que asuma el total liderazgo que el País reclama, para poder dar la línea de justicia y equidad que se requiere para poder construir prosperidad en paz.

    La coherencia, la línea de acción llaman los politólogos, se espera la trace el Ejecutivo, mucho daño le hacen a la confianza de la nación, las actitudes de personajes improvisados a quienes les han encomendado responsabilidades públicas y se han pifiado, y que no decir de miembros del Congreso en similares circunstancias, sobre todo cuando se asumen y se expresan como voceros del gobierno.

    Las voces de los diversos sectores, antes de que sea tarde, incluidos los medios de comunicación abogan por respuestas a la protesta, potenciada por el cacerolazo de barrios privilegiados de la capital, e incluyen un llamado para que las posiciones políticas, no continúen sobre la base de los improperios, tanto de izquierda como de derecha, que en la búsqueda de los liderazgos, sectarizan e impiden un análisis sereno y racional de la situación de Colombia.



    Es claro que no hay un sector que pueda dirigir esta nación, sin la consideración de la oposición, si casi no puede el Frente Nacional, menos en la situación actual, sin partidos políticos y sin paradigmas que convoquen el propósito de la voluntad ciudadana.

    Nos acompañan realidades históricas, sacrificios colectivos, que no se podrán echar por la borda, porque asisten sentimientos de dignidad. Este pueblo formo esta nación a partir de sus principios y valores, y si no hay condiciones para la vida, siempre se dará la protesta, a través del proyecto democrático que la sustenta o de las violencias que acosan.

    No es prudente ahondar en las múltiples situaciones que se dieron en la histórica acción del pasado jueves, ya habrá tiempo de hacerlo, sino se complican más las circunstancias. Escenas de consideración como los saludos de marchantes con la fuerza pública, la vigilancia para no permitir encapuchados, y también los contrastes de hordas delincuenciales producidos por el sistema atracando residencias y comercios, afectando indiscriminadamente, indican la peligrosa anarquía a la cual, se puede llegar.



    Es posible la concordia, este en la apertura de las líneas de acción del gobierno, la priorización de la atención a los problemas del País con enfoque en las regiones más atrasadas, en los núcleos de población más afectados, y un ejercicio de la soberanía para exigir que el trato dado a la producción nacional, permita el crecimiento empresarial y la generación de empleo.

    Las Relaciones Internacionales de Colombia, en especial las adelantadas con los Estados Unidos, se deben poner a consideración, como puede un gobierno hacer desarrollo, si estos supuestos socios hemisféricos, abuzan de las exportaciones y de las importaciones, y aquí solo por el prurito disque de las ideologías y de las sumisiones, permitimos se atropelle la producción nacional. EL daño que le hizo Estados Unidos al país terminando el Pacto de cuotas del Café, será irreparable. Asi es imposible, siempre habrán marchas.

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