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    Una artista que evoca sensibilidad en sus obras

    Claudia Cadena Rodríguez lleva a sus espectadores en cada trazo a un mágico mundo lleno de color.

    Jazmín Muñoz Yela

    Sus obras están inspiradas en las emociones que evocan lo más profundo de sus ser.

    Claudia Marlen Cadena Rodríguez es una opita de 35 años de edad que irradia paz y amor a donde llega, pero no solo lo trasmite en su sonrisa, sino en sus pinturas. Aunque nació en El Pital, Huila parte de su infancia la vivió en la ciudad de Cúcuta, donde realizó sus primeros trazos. Al cumplir 13 años, junto a sus padres se trasladó a Popayán, donde continuó con su pasión y su formación académica.

    “En Popayán culminé mis estudios como Administradora de Empresas, profesión que me brindó un soporte para el desarrollo de mi pasión. Mi formación artística tomó mayor forma al lado del Maestro Adolfo León Torres con quien compartí conocimientos sobre técnicas experimentales. En este proceso creativo también interviene el maestro Rodrigo Valencia Quijano con sus enseñanzas, apreciaciones, experiencias y su visión sobre la pintura”, indicó Claudia Cadena Rodríguez.

    Claudia quien es madre de un joven de quince años y una niña de siete, ha sabido combinar sus roles, como madre, administradora y artista de la pintura, quien a través de sus obras trasmite un sinfín de emociones a quienes observan sus lienzos.

    Claudia Cadena se define como “interprete de visiones”. En sus muestras pictóricas como ‘Ancestros’ realizada en la ciudad de Popayán, presentó obras que se transforman en deleite visual de gran riqueza cromática, en los que se hace notorios su personalidad arriesgada y de gran fortaleza.




    Contemplaciones del maestro Rodrigo Valencia Quijano

    Claudia Cadena es una pintora joven en busca de su lenguaje personal. Jugarle a ello es tarea que compromete toda una toma de conciencia ante sí misma y el entorno.

    En su propuesta ‘Ancestros’ que estuvo expuesta en la sala del Museo Guillermo Valencia, en donde promete indagar entre signos, tiempo y cultura que acerquen la mirada a nuestros lazos y procedencia americana, aquello que todavía se conserva entre brumas, suposiciones y visos imprecisos de la historia.

    Algo nos lleva a reflexionar sobre los Ancestros. Los llevamos en la médula de nuestra raza; hemos heredado siglos en la piel, en el espíritu, en nuestro modo de ser y de contarnos mutuamente la vida, los sueños, alegrías y tristezas.

    Somos raza aún en configuración; nuestra mirada va adelante pero viene de atrás, siglos de selvas, ríos y montañas. Incluso de las noches y días que mostraron la luna y el sol desde siempre, y de esta manera el cielo vigila todavía nuestra historia.

    Del oro del sol venimos, de la plata de la luna tenemos el brillo, la magia, los cantos nocturnos, el sereno sibilino que anuncia el asombro. Hemos encendido fogatas buscando el calor, la energía de la vida, la nutriente fuerza de la tierra, la Pacha Mama que aún nos acoge en su seno y por todo ello, estas pinturas nacen de ello, de ese resplandor lejano que nos dejó por siempre en el camino de la vida, y que entre signos y misterios nos hablan e inspiran. Colores, planos y símbolos asoman su poética, a la espera de ulteriores desarrollos de esta obra pictórica.

    Claudia Cadena se dedica a representar sus visiones compuestas por formas y figuras a partir de creaciones únicas que evocan esas huellas de nuestras milenarias tradiciones. Sus obras son un auténtico registro de sus encuentros íntimos con su ancestralidad, y con la responsabilidad de trasmitir como artista este legado, dando continuidad a ese lazo fuerte que nos une con nuestras raíces, rescatando el valor de las tradiciones y retornando su valor en una sociedad que tiende a olvidar lo que nos fue dado.

    Las obras vistas directamente señalan a una hábil creadora que deja poco a poco el academicismo todavía dominante para convertirse en un artista dotada con resplandor y brillo propio qué estimula ya el deseo de trasmitir esas emociones impregnadas en cada creación.

    La composición de sus cuadros presenta un conjunto de formas estéticas que apuntan a una búsqueda de nuestro mundo ancestral, se desplaza en un abstraccionismo de texturas, luz y color muy positivo que invita a conectarse con las tradiciones remotas de nuestros antepasados. Cadena Rodríguez en su intenta acercarse desde su propia perspectiva a la expresión simbólica del mundo ancestral, su cosmovisión, mitos y leyendas que enriquecen su imaginario pictórico.




    La esencia de sus obras

    Según Claudia Cadena Rodríguez, ella trabaja desde su imaginario artístico, fuertemente influenciada por sus experiencias vitales, su infancia y su entorno y en su obra condensa formas creativas que emergen como figuras, planos, texturas y colores que cobran vida en sus formatos. Las obras de Claudia son relatos personales que nacen de la constante conexión con su imaginario, de las interpretaciones en colores formas y texturas, de sus revelaciones que se dejan ver. Cadena dice que sus obras de gran riqueza cromática, de formas y pieles texturizadas revelan sus sentimientos más íntimos que pretenden llegar a lo más profundo del espectador.

    La hija adoptiva de Popayán trae a todos los patojos lo mejor de sus obras, para que tengan en sus hogares una obra que saque los mejores sentimientos de cada persona.

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