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    Un verdadero Defensor…

    EDUARDO NATES LÓPEZ

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    La suma de la sensibilidad a flor de piel, más una inteligencia veloz y un corazón inmenso, hace los “casi milagros” que ha logrado Carlos Negret Mosquera en su ejercicio inigualable en la Defensoría del Pueblo. No por nada los diarios, revistas y asociaciones importantes lo han destacado como uno de los líderes más influyentes del país.

    La noticia de esta semana es que Negret logró convencer a las autoridades de Qatar de que dejaran repatriar a cuatro colombianos que hacía alrededor de nueve años estaban en un limbo jurídico insondable, que podía conducirlos a la muerte, dada la gravedad que encierra el delito de narcotráfico en ese país árabe.

    El miércoles 11 de este mes, estuvo en su Popayán natal, presidiendo un foro sobre Derechos Humanos, organizado por el Tribunal Contencioso Administrativo del Cauca. Había llegado a la madrugada de ese día procedente de Cartagena donde acompañó al Presidente Duque en otro foro similar. Terminó la reunión en su ciudad y se montó en el primer aparato que pudo, para llegar a Bogotá a tiempo para tomar un vuelo a Madrid y Doha (Capital de Qatar) en donde instalaba al día siguiente una reunión mundial de Defensores del Pueblo, en su calidad de Presidente de esa organización. Como dicen las noticias internacionales, allá, una vez terminada esta convención se reunió con las autoridades de ese país quienes habían decidido acceder a su petición humanitaria de entregarle a las autoridades colombianas a los cuatro acusados del delito que agobia a Colombia y al mundo. Se trasladó hasta la cárcel donde estaban recluidos sus paisanos, a dos horas de Doha y, personalmente, en medio del llanto de todos (incluido, por supuesto, nuestro Defensor) les comunicó el logro obtenido y que pronto serían repatriados.

    Todo Colombia lo ha visto bajarse de una chalupa en la selva más recóndita del país, quitarse las botas de caucho y enfundarse en un vestido y una corbata para ir al otro extremo a defender los derechos de uno, miles o millones de colombianos. O, mejor, de seres humanos, pues, dentro de esa imparable carrera, también logró la nacionalización de 25.000 niños venezolanos que, en la práctica, habían nacido sin patria, por las terribles condiciones migratorias que enfrenta esa comunidad hermana.

    Y, aunque resulte increíble, Carlos Negret ha tenido tiempo hasta para abogar por el mural “La Chirimía” (semejante obra tan valiosa del insigne maestro caucano Augusto Rivera Garcés que hace parte del Patrimonio Cultural Colombiano) que estaba en grave riesgo de desaparición, por las obras de reubicación del aeropuerto de Machángara (hoy innecesariamente llamado Guillermo León Valencia…). Finalmente, luego de cruzarse derechos de petición y diversas solicitudes con la Aeronáutica Civil (dueña de la obra) y el Ministerio de Cultura, estos despachos han vuelto los ojos a ese mural que caucanos y colombianos admiramos y queremos como propio. Otro tanto ha hecho también en el mismo sentido protector de nuestros valores históricos en lo correspondiente a las obras que se realizan en la plazoleta de La Ermita.

    Al paso que vamos, tendremos que pedirle al Defensor Negret que también nos ayude a salvar el “puente viejo de Cauca”, cuyo deterioro es otra muestra de la desidia y la incuria de los gobernantes con los valores históricos de los cuales dizque nos sentimos orgullosos (de dientes para afuera…). El informe que publicó este diario el domingo pasado nos parte el alma a quienes todavía sentimos amor patrio por esta ciudad que nos vio nacer, nos acogió y educó (hasta donde fue posible…).

    Es reconfortante saber que hay alguien como este gran “popayanejo” Carlos Negret que, en medio de una agenda incalculable, del orden mundial, como la que atiende, le quede tiempo para pensar y hacer fuerza, no solo por los derechos humanos sino por los valores humanos y los valores culturales de una ciudad a la que ama y que a veces siente uno que se desmorona en medio de los intereses políticos y económicos que nos agobian. Con certeza, en pocas semanas estará de nuevo en estas calles repartiendo abrazos y afecto entre los ciudadanos que le reconocen su incondicional entrega a servirle a la gente.