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    Silvia Valencia Vivas: toda una vida para cantarle cuentos a los niños

    Una payanesa es reconocida a nivel nacional por su pasión y su forma divertida para narrar cuentos a los niños.

    Por Danilo Reinaldo Vivas

    Director

    DIARIO EL NUEVO LIBERAL

    Silvia Valencia Vivas es una hija de músicos que decidió hacer música con palabras. / Fotos suministradas – El Nuevo Liberal

    NOTA DE REDACCIÓN. Estos días en que nos encontramos en un aislamiento social, muchas expresiones de acompañamiento creativo han venido surgiendo a nivel nacional y mundial, las redes sociales han sido el vehículo por excelencia para entrar en los hogares de cada uno de nosotros, buscando hacer más llevadera esta situación, a la que no estábamos preparados.

    En este proceso aparece en el ámbito nacional e internacional la contadora de cuentos para niños, Silvia Valencia Vivas, hija de Popayán y hoy destacada en la literatura infantil de nuestro país y en el formato del cuento cantado.

    Estos aspectos motivaron a El Nuevo Liberal a establecer con ella un dialogo, a manera de entrevista, para conocer este importante quehacer de una payanesa que da la vida por la formación de los niños desde la literatura.

    DANILO REINALDO VIVAS: ¿Quién es Silvia Valencia Vivas?

    SILVIA VALENCIA VIVAS. Fundamentalmente una hija de músicos que decidió hacer música con palabras. Creo que estaría bien contestar esta pregunta diciendo que soy una cuenta cuentos para niños. Quizás hace años ese título me hubiera parecido poco apropiado, quizás me hubiera avergonzado un poco, pero por estos días se me hace el mejor título que alguien pudiera darme, orgullosa estoy de lo hecho hasta ahora. He unido mi formación en música y en literatura con el objetivo claro de apoyar procesos de transformación social, lo que me ha permitido construir espacios de pensamiento, pero también espacios físicos y públicos para el encuentro con la lectura y el arte en general, y no solo para mí, sino para muchos.

    DRV. ¿De donde surge el interés por la literatura, en especial por la literatura infantil?

    SVV: El interés por la literatura viene por mi timidez, si alguna vez alguien me ha visto en un show de cuentos o haciendo música en ‘Cuento Cantao’ no se le ocurriría que soy tímida, pero lo soy, a un nivel menor cada vez; de joven prefería hablar con los libros, que me contaran cosas viejas, sin tener que responder. Parece un rasgo común entre personas que leen y también entre personas que hacen música, una cosa pasa en el escenario y otra diferente en la vida cotidiana, en realidad no es muy especial el asunto, ningún llamado divino o artístico, más bien una necesidad, un sobrevivir en medio de dificultades para relacionarse socialmente. La literatura infantil apareció como un paraíso en medio de lecturas académicas y de literatura para adultos, llena de egos y complejidades. La literatura infantil se me hizo tan cercana a la poesía, a la verdadera poesía de las palabras y las imágenes, que no pude hacer otra cosa que dedicarme por completo a estudiarla, escribirla, difundirla y publicarla con mi editorial La madriguera del Conejo (libros con música inspirada en sus historias) y la editorial de la que soy socia: LuaBooks que hace libros con aplicaciones que permiten disfrutar la historia del libro impreso con animación, más contenido e interactividad.

    DVR. En ese ejercicio han sido varios los libros que ha publicado, puedes comentarnos algunos secretos o motivaciones que la llevaron a escribir, en particular uno de ellos

    SVV: Uno de mis últimos libros más queridos se llama Momentos, es un libro – álbum para niños pequeños. Fue difícil para mí escribir corto, siempre mis textos son más largos, así que sufrí un poco, también en la relación con la ilustradora. Sin duda meterse en la mente del otro es una tarea difícil de completar. El resultado fue bello, un libro sobre la familia y sobre cómo construir momentos juntos que en el futuro sean buenos recuerdos. La idea de este libro surgió de un pequeño objeto que muchos en casa tienen, un visor, un pequeño artefacto al que le pones una foto y este la amplifica, «el Instagram de los abuelos». Este pedacito de memoria vive en muchas casas entre cajones y cosas viejas, yo creo que debería estar colgado en la pared de la casa y no esas naturalezas muertas, porcelanas o cosas que no tienen ningún sentido. La vida, la memoria, los planes, el futuro es lo que debería estar colgado en nuestras casas mostrando el camino hacia atrás y hacia adelante. El libro es un homenaje a la fotografía y a la familia, dos cosas que me adoró, más motivación imposible.

    ‘Cuento Cantao’ es la agrupación de Silvia Valencia Vivas con la que canta narraciones fantásticas que atrapan a los niños.

    DRV. En este ejercicio se encontró con la docencia, ¿cómo percibe a sus estudiantes y a la sociedad hoy en día con respecto a la literatura infantil, en un país que cada vez lee menos?

    SVV: Creo que tengo la ventaja de ser una profesora de electivas. Es decir, ellos vienen porque lo escogieron, creo que de otra forma no sería posible, la literatura infantil tiene cabida en la académica hace muy poco. Creo que mis estudiantes jóvenes, pelean un poco con la idea de lo infantil aún, acaban de pasar la adolescencia y construyen su adultez desde la oposición a la infancia, entonces a veces la barrera es alta. En otras ocasiones, la infancia está cerca, así que se dejan maravillar y siento que se enamoran de nuevo, recuerdan porque estudian literatura y no contaduría, por ejemplo, hermosas y apasionantes las dos, pero con objetivos distintos. Enamorarse de algo que tiene tantos detractores: » de qué vas a vivir” y, » eso para qué sirve» es difícil, tomar la decisión es verdaderamente difícil, así que no olvido eso y creo que mis clases están llenas de valientes que no tienen otra opción más que enamorar lectores, solo si en el camino no se rompen el corazón ellos mismo.

    DRV: ¿Cómo aparece El Globo Restaurante en su trajinar por la literatura infantil?

    SVV: El Globo fue una salida, una trocha fuera de la ‘panamericana’ de mi vida laboral que iba viento en popa en una institución soñada para los que nos dedicamos a los libros: Las bibliotecas. Era quedarse haciendo carrera, o abrir camino. Hacer carrera me asustaba muchísimo, así como quedarme allí para siempre. Así que hice los dos por el tiempo que la espalda me lo permitió, luego el Globo fue la salida de muchos, no solo mía y allí tuve que quedarme, feliz. El Globo es un restaurante, un teatro y una librería, todo lo anterior inspirado en la literatura infantil, así que este espacio fue la oportunidad de abrir la puerta a otros como yo. De aprender de contaduría, a la que le había huido antes y de compartir lo aprendido con la música y la literatura.

    El reto de la virtualidad asusta a los maestros, hay que darles tiempo, pero nunca antes el maestro fue tan apreciado.

    DRV: ‘Cuento Cantao’, que es una de sus más destacadas actividades, cuenta con la influencia de su hogar, ya que su padre fue docente de música y gran músico de la Orquesta La Misma Gente de Cali

    SVV: Y muchas otras, mi padre es músico, pero sobre todo un sujeto querido por muchos, más que la música creo que lo que influyó fue eso. Cómo hacer para que la gente te quiera, qué es lo que hace este viejo regañón y tranquilo que todo el mundo adora, es fácil darse cuenta: es una cuenta cuentos. Escucharlo hablar es aún mejor que escucharlo tocar, se emociona tanto contándote la misma historia una y otra vez, que no te importa volver a escucharla. Mi agrupación ‘Cuento Cantao’ tiene más de 15 años haciendo música para niños en Colombia, un país donde la música de la radio parece ser la única. Ha sobrevivido por la gracia de mis compañeros músicos que son unos genios: Mauricio Palau y Samuel Bernate y por mi terquedad de no querer hacer otra cosa. Ahora que nos enfocamos en cantar solo nuestras canciones, hacer nuestros libros y discos, la vida del músico cuenta cuentos que es mi padre, también está en mí.

    DRV: En esta época de la pandemia ha tenido que reinventarse, ¿cuál ha sido este proceso?

    SVV. Paradójicamente no nos hemos reinventado casi nada, como siempre el medio es lo de menos, lo importante es el contenido. Justo ahora, encerrados en casa, desesperados, nuestro contenido – que antes parecía innecesario- se hizo vital. Nuestros libros, nuestras actividades, nuestras canciones, nuestra compañía. Así que ahora sí nos quieren, sí nos llaman, nosotros solo cambiamos el medio de encontrarnos con los demás. Antes también no querían, no quiero sonar malagradecida, hemos logrado construir una comunidad bella en el Globo, pero pongo un ejemplo, La Globoteca: Caja con libros + actividades (que ahora llegan a casa con un acompañamiento en línea de nuestro tallerista), el proyecto existe hace dos años y los talleres los regalábamos todos los días en el Globo haciendo en realidad pocos al mes, pues en el Globo no hay brincabrincas ni piscinas de pelotas. En su lugar, en abril, cientos de cajas, muchas más de las que imaginamos, han salido del Globo para acompañar la cuarentena en casas de Cali y otras ciudades de Colombia. Antes habíamos tenido el servicio allí, en la nariz de todos, y siempre un juguete menos poderoso llamaba más la atención, siempre un plato vistoso parecía una mejor inversión, ahora fue el turno de los libros, porque toman tiempo, porque «entretienen», eso no importa. Nosotros sabemos lo que un libro puede hacer, no es necesario que los padres o los niños lo sepan de antemano. Nosotros no nos reinventamos, creo que se reinventaron los padres, los hijos, las familias, las prioridades.

    Silvia Valencia Vivas participó activamente en la más reciente edición de la Feria Internacional del Libro a través de sus presentaciones virtuales.

    DRV: ¿El aislamiento social que nos ha impuesto el Covid-19 afecta de alguna manera la cercanía con los niños en el ejercicio pedagógico a través de la lectura y/o dramatización de los cuentos?

    SVV: En los shows de cuentos que hago ahora «en vivo» a través de redes sociales o en otras plataformas, los siento a veces más cerca. No sabía que tanta gente apreciaba lo que hacía. No sabía del cariño y el agradecimiento. Frente a frente hay menos oportunidades de decir gracias, también de mi parte. Creo que lo que sí será un problema en términos pedagógicos será el afecto, la imposibilidad del contacto físico, del abrazo, espero que no dure para siempre.

    DRV: ¿Cómo fue su participación en la Feria Internacional de Libro, que se llevó a cabo el mes pasado, y que tuvo que realizarse de manera virtual?

    SVV: Fue una invitación linda, generosa y una forma de agradecimiento. La Fundación Rafael Pombo, la misma que me había contratado para hacer el concierto central en la feria este año, con lo que cuesta el traslado y la tarifa plena, me invitó a que contara cuentos en línea ante la imposibilidad de hacer el concierto en vivo y en directo. Virtual, no había presupuesto, casi nunca lo hay, pero ellos ya habían apostado por mí, me habían elegido entre muchos otros que pudieron haber llamado. No podía hacer otra cosa que agradecer la confianza y compartir el cariño con los niños que se quedaron sin asistir a la feria este año. Así, como participé en esa feria, he participado en ferias de colegios que mantuvieron mis contratos, en programaciones de Centros Culturales y Cajas de Compensación que siguen invirtiendo en acompañar a las familias. Las ferias son muchas y virtuales también las hacemos, de nuevo… lo importante son los contenidos, esa es la virtud de la literatura.

    DRV: ¿Qué mensaje tiene para los profesores y padres de familia en el cultivo de la lectura de sus alumnos e hijos respectivamente?

    SVV: No más mensajes, ese es mi mensaje, no busquemos más mensajes en la literatura. A nadie le gusta que le anden pidiendo cuenta de lo que ama y lo que disfruta. Si me preguntaran por las bondades y defectos del chocolate cada vez que me lo como, no comería más, quizás estaría más delgada pero claramente más hastiada del chocolate y de aprender sobre algo. El mensaje es que la literatura no debe tener mensaje, no debe enseñar, no debe instruir solamente, no es esa su función primordial, la literatura como el arte en general, debe preguntar, incitar a preguntar, susurrar una emoción, transformar la forma en la que pienso, no diseñar respuestas para entregar.

    Los padres hoy extrañan y valoran a los maestros más que nunca. El reto de la virtualidad asusta a los maestros, hay que darles tiempo, pero nunca antes el maestro fue tan apreciado. Hay que salir de esto a ganar ese terreno de nuevo, hay que salir de esto a agradecer a todo aquel que pensó que nuestros hijos eran más que brinca brincas y piscinas de pelotas.

    Silvia Valencia Vivas participó activamente en la más reciente edición de la Feria Internacional del Libro a través de sus presentaciones virtuales.