Semana Santa: una revolución permanente

GUILLERMO ALBERTO GONZÁLEZ MOSQUERA

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Bajo la dirección de Guillermo Ospina López, se presenta una oportunidad única para que sin desfigurar el espíritu semanasantero se cambien algunos elementos que puedan darle a la celebración un aspecto más atractivo.

Durante la administración de Felipe Velasco Melo se hizo énfasis en la restauración de las figuras, de los arreglos y de la misma configuración de algunos Pasos, que le dan sustento a esa maravilla artística que son los desfiles sacros. Cada alcalde manda en su año y lo que no se puede siquiera imaginar es que se continúe con una tradición intocable que presenta en forma estática un fenómeno de masas de la categoría del nuestro: varios siglos de historia, influenciada por el cambio en la configuración poblacional de la ciudad, en la que es necesario pensar como pueblo que se reinventa a sí mismo, sin perder su esencia conservada por el núcleo de una ciudad que encontró allí la razón de su ser más íntimo.

Así las cosas, la presencia de las mujeres como Regidoras es un hecho sustancial que muestra el devenir de los tiempos. Habría que imaginar, con especial respeto, los cambios que puedan darse para que los desfiles sacros y la Semana Santa en sí se atemperen a la modernidad sin perder su esencia. Es una manera de mirar las cosas, no con el lente borroso de los antiguos años, sino adaptándola a unos parámetros que llamen a la atención de propios y extraños y vayan convirtiendo el espectáculo en algo más recogedor e íntimo. Es decir, que cada cual invente su Semana Santa de acuerdo con su legítimo pensar y con su peculiar manera de ver las cosas. En España, por ejemplo, se ha hecho un esfuerzo legítimo y ordenado para que las mujeres con sus flores en la mano vayan detrás de los pasos ofreciendo su magnificencia y fulgor y no con una sola ñapanga, que es figura solitaria sin mayor protagonismo. Se integra así a la sociedad, que va asimilando “su Semana Santa” al correr de los días. Otro aspecto importante es que se extienda a otra serie de actos durante el año para darle donosura y protagonismo. La música es un buen aliado y no puede reducirse al magnífico Festival que ha perdido protagonismo nacional. Ya no se comenta en los diarios la aparición de nuevas figuras que le midan alegóricamente el pulso a lo espiritual. En fin, habría muchas maneras de repensar la Semana Mayor como un legado que no debería reducirse a los días sacros. Estas reflexiones deben acogerse sin pensar en la espiritualidad de este cortejo, que para muchos tiene un significado eclesial, más que la simple estereotipada confesión de una Fe a la que se ha llenado de otros aditamentos.

Coletilla turística: Popayán cuenta con una oferta turística complementaria a sus dos principales eventos del calendario cultural, que la hacen atractiva para nacionales y extranjeros. Las herramientas de promoción y divulgación deben llevarse a todos los demás sitios de Colombia y del exterior, para que con este nuevo brío se materialice el desarrollo de la ciudad y el departamento. Es algo que se puede hacer desde la Red de Eventos planteada por la Corporación Gastronómica de Popayán y que podemos empezar desde ahora recapacitando en lo que esta ciudad ofrece como atractivo para las personas que buscan afanosamente algo diferente, del cual el principal beneficiario será el pueblo payanés.