Se logró el objetivo

SEBASTIÁN SILVA IRAGORRI

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La terminación de los Bloqueos y las vías de hecho, permiten, ya recobrada la legalidad, la visita del Presidente a avalar el Acuerdo y a dialogar sobre políticas de su Gobierno. Han quedado a salvo, la Constitución, la Ley y la Autoridad.

Creo que es un hecho histórico. Mientras haya Gobiernos que coloquen la legalidad como principio fundamental en el manejo del Estado se podrá dialogar y encontrar aproximaciones y acuerdos sin necesidad de acudir a actos violatorios de los Derechos de la Mayoría de la Comunidad. En esta grave y prolongada situación se puso a prueba el Estado de Derecho y en ese agitado pulso salió triunfante la democracia, la autoridad, la ley y los principios, a costa de grandes sacrificios, reconociendo que no hay acuerdos perfectos y nunca todos quedarán contentos.

Se han producido sufrimientos y pérdidas en muchos Sectores de la Comunidad, pero valió la pena resistir. Creo que se salvan opciones para el porvenir y mayor seguridad para las futuras Generaciones. Esto ha sido una pedagogía para la formación de una Cultura política de diálogo civilizado y responsable. Desde 1986 a hoy, con infinidad de bloqueos, vías de hecho, más de 1.000 promesas, debilidad de muchos Gobiernos e irresponsabilidad en compromisos sin fuentes de financiación, se fue generando una cultura de la ‘exigencia por la fuerza’, ante la imposibilidad real de cumplir, lo pactado bajo presión.

Romper con esa cultura del compromiso irresponsable con incumplimientos no será fácil. Esto es un comienzo. Ahora, queda claro que los convenios o acuerdos con sectores comunitarios deben ser responsables, creíbles, cumplibles, financiados y vigilados en su ejecución.

En este acuerdo del gobierno Duque con la minga, de peticiones de 4,6 billones de pesos se llegó a una realidad de 800 mil millones, más o menos el 16%. Esto es un ejemplo de Responsabilidad. Se han descartado los extremos: La debilidad y la fuerza. Se impuso el levantamiento de los bloqueos como paso necesario, indispensable y prioritario. No podía el Presidente respaldar con su presencia las Vías de Hecho y tampoco se podía entrar a arrasar por la fuerza una situación ya creada y consolidada, incluso infiltrada, que hubiera implicado infinidad de víctimas y graves consecuencias políticas en el plano Nacional e Internacional.

Los delitos cometidos con responsabilidades por daños no pueden ser eliminados por ningún Acuerdo. Deben investigarlos las Autoridades respectivas de oficio o por denuncias ciudadanas o colectivas. Lo contrario sería denegación de Justicia. Los recursos entregados y por entregar deben ser vigilados y auditados por la Contraloría General de República por ser recursos públicos, objetos de Vigilancia Fiscal.

Ahora deben estructurarse los Mecanismos y Operaciones necesarias para apoyar, reparar e impulsar a los Estamentos perjudicados por las vías de hecho que causaron un grave daño económico, social y ambiental.

Después de estos precedentes creo que hacia el futuro quienes quieran violar la Ley y acudir a Vías de Hecho lo pensarán dos veces. Hay que reconocer la firmeza, prudencia y serenidad del Presidente Duque en el manejo de tan grave situación. Resistió presiones de todos los lados y hoy puede levantar

la bandera de la legalidad y con el acuerdo, la de la equidad, que son esencias de su gobierno.

Hay que reconocer también la labor de la Ministra del Interior, del Ministro de Defensa, del Comisionado de Paz, la Directora de Planeación Nacional con sus equipos técnicos, el Director de Gestión del Riesgo, la Defensoría del Pueblo y la Fuerza Pública.

Las autoridades de la minga deben tomar conciencia de que las vías de hecho son un camino equivocado y deben asumir sus responsabilidades por tantos daños y perjuicios causados. Deben aprender que pueden dialogar y lograr aspiraciones sin necesidad de acudir a la ilegalidad, además, se ganan el repudio de las mayorías ciudadanas y generan un clima de violencia.

Ha ganado Colombia y esperamos que, a partir de hoy, repasemos la lección de que podemos convivir todos en la diversidad, en coexistencia pacífica, tramitando nuestras diferencias bajo el único imperio de la ley.