Reintegración, oportunidad de una nueva vida libre

La ACR en el Cauca sigue acompañando a los ex combatientes de diferentes grupos armados ilegales para que se vinculen a la sociedad como personas de bien.

Estas manos que antes empuñaron armas, ahora trabajan en labores sociales para beneficio de la comunidad caucana. / Dairo Ortega –El Nuevo Liberal.

Gracias a un trabajo articulado entre la ACR, el Sena, la OIM y Usaid, un grupo de 28 personas desmovilizadas de guerrillas, son hoy aprendices de cocina, metalmecánica, construcción y electricidad. / Suministrada – El Nuevo Liberal

“Mi proceso de reintegración es exitoso porque culminé mi ruta hace ocho días y no es fácil porque en el camino uno encuentra muchos tropiezos y más cuando no se tiene el apoyo de la familia es muy difícil avanzar para muchos participantes, pero gracias a Dios sí tengo el apoyo de la mía, y estoy a la espera de mi proyecto productivo”, son las palabras de *Rocío que decidió darse una nueva oportunidad de vida luego de pertenecer a las Farc, ahora contribuye a la construcción de convivencia y reconciliación como promotora de la Agencia Colombiana para la Reintegración (ACR).

Su experiencia al interior del grupo armado no fue fácil, ni siquiera por el hecho de ser mujer, al contrario “hay machismo”, asegura. Tuvo que enfrentar por igual las situaciones de combate y riesgo con los hombres.

El cambio del monte a la ciudad ha sido brusco, pues según el testimonio, no conocía los carros, ya que de donde venía el medio de transporte era el caballo, además la adaptación a la vida civil se complica más por “el trauma que uno trae de la guerra, se vive con miedo, zozobra y desconfianza”.

Su reclutamiento se hizo de manera forzada, apenas era una estudiante cuando llegaron por ella y otros 14 compañeros. Dice que no es fácil salir de allá por miedo a retaliaciones contra la familia. “Cuando muchos lograban escaparse les retenían familiares con el objetivo de presionar el regreso; me tocó ver casos donde chicos o chicas jamás volvieron y el familiar era fusilado y eso no lo quiere uno para sus seres queridos y no queda sino aguantar tanto sufrimiento y humillación con el anhelo de reencontrarse con la familia”.

Debido a los 10 años que llevaba en las filas logró conseguir el permiso para comunicarse con su familia cada seis meses por medio de cartas o un mensajero. Elaboró un plan que consistió en que sus familiares salieran de la zona de riesgo para que ella lograra escapar. “Un día aproveché que tuve hacer un mandado por 15 minutos y lo logré, hoy estoy con mi familia e hijo”, relata Rocío.

Ahora les demuestra a los demás desmovilizados que la reintegración es posible aunque se encuentran obstáculos como la “estigmatización y el rechazo”, porque no es fácil pararse en un escenario y decir que perteneció a un grupo armado, “es algo de lo cual uno no se siente orgullosa, pero como promotora considero que es mi deber, y demostrar que los desmovilizados no somos los monstruos que muchos creen, porque nos relacionan con dolor, muerte y masacres”.

*Andrés es otro ejemplo de las 695 personas que se han reintegrado a la sociedad en el departamento del Cauca. Este hombre también perteneció a un grupo armado al margen de la ley y enfoca sus esfuerzos en el servicio social, a través de la Primera Iglesia Bautista de Popayán, actualmente trabaja en el proyecto ‘El pozo de Jacob’ (reservorio de agua) y en otros oficios para ayudar a personas vulnerables de la calle. “Me he sentido bien por la acogida, llegamos quienes hemos cometido un error del cual ya nos arrepentimos y damos gracias a Dios por la oportunidad de una nueva vida libre y compartirla en familia”.

Sueña con estudiar y seguir trabajando, poder sacar adelante a sus familiares y así darles un buen ejemplo para que no cometan los mismos errores. “Cuando estaba en mi otra vida pensaba que no iba a salir pero acá afuera las cosas son diferentes y es una gran oportunidad para uno, opina que los diálogos en La Habana son la ocasión para quienes están allá (ilegalidad) de integrarse más a esta vida”, relata Andrés.

Trabajo de la ACR en el Cauca

Yaneth Rivera, coordinadora Punto de atención Cauca de la Agencia Colombiana para la Reintegración, (ACR) reveló que en la actualidad hay 695 personas en proceso de reintegración en esta región y 830 fuera del departamento.

“Tenemos un proceso que se demora seis años dentro del cual abordamos ocho dimensiones que tienen que ver con aspectos personal, familiar, productivo, educativo, salud y vivienda. El trabajo es fortalecer a estas personas para que tengan habilidades, competencias para que puedan salir de una manera autónoma a la sociedad”, explica.

La ACR, presentó esta semana a un grupo de periodistas regionales dos experiencias que adelanta; una relacionada con el trabajo social, que son acciones que hacen personas en proceso de reintegración para “contribuir a disminuir o reparar el daño que se haya hecho en la región donde estaban operando, es un albergue que ayudaron a construirlo para que personas vulnerables de la calle puedan tener sus alimentos que la Iglesia Cristiana Bautista les brinda”.

También la Agencia hace reuniones con representantes de la empresa privada y entidades públicas para una política de integración y apoyar a quienes deciden dejar las armas, en aras de la corresponsabilidad con todas las instituciones del Estado, un ejemplo es el trabajo que se hace con el Sena. “La experiencia que se tiene con el Sena es una reintegración temprana que tarda un máximo de 90 días. En el Cauca hay 28 personas de diferentes departamentos, donde se hace un proceso de estabilización y apoyo psicosocial pero también  formación académica y para el trabajo, en el departamento es capacitación en industria, instalación eléctrica, metalmecánica y cocina.

A su turno, Cristóbal Rivera Ochoa, pastor de la Primera Iglesia Bautista de Popayán que hace dos años trabaja con la ACR, apoya el proceso de reintegración de ex combatientes de las Farc, Eln y Auc, bajo el concepto de hacer acciones positivas por la sociedad. A lo largo de este tiempo han pasado 27 personas de diferentes grupos incluyendo hombres y mujeres, que se vinculan a la ‘Operación Ángel’ (brindan agua de panela en las noches a habitantes de calle), así como albergue para adultos mayores. “Uno de los desmovilizados me dijo que curiosamente hace mucho tiempo mataba a los indigentes y bazuqueros, por eso buscamos la construcción de un nuevo esquema de pensamiento ciudadano”, expone Rivera.

El pastor tiene autoridad para decir que la reconciliación es posible porque hace muchos años empuñó las armas con el M-19 y estuvo en la cárcel y ahora es un hombre totalmente nuevo, pensionado de Cedelca y docente universitario, por eso cree que se debe darle la oportunidad de cambio a quienes se han equivocado, hoy por hoy adelanta el proyecto Bethel (Casa de Dios), espacio para alojar a personas de la calle; también le brinda desayuno gratis cada sábado desde las 6:00 de la mañana a recicladores, farmacodependientes y prostitutas, los desmovilizados ayudan a preparar los alimentos y sirven en el comedor.