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    Reflexiones de comienzo de año

    CARLOS E. CAÑAR SARRIA

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    Comenzamos un nuevo año. Época de balances y proyecciones. De medir aciertos y errores, de asumir nuevos compromisos y mayores retos. Esfuerzos por dejar atrás las frustraciones del pasado y continuar con los proyectos iniciados. De construir sobre lo construido, como dicen algunos. El tiempo pasa muy rápido y la vida también. En cierta medida todos vamos envejeciendo y muriendo un poco. Dice Epicuro que “ante la muerte todos habitamos una ciudad sin murallas”.

    Por el bien de la sociedad y el nuestro, debemos tratar de sacarle el mejor partido a la existencia individual y colectiva. Pero la felicidad no la podemos circunscribir a lo material. En muchas cosas sencillas de la vida podemos encontrar los escasos episodios de felicidad. Quienes se aferran a los bienes materiales, les es difícil ser felices, porque su interés personal y el afán de lucro- sin importar los medos asumidos- les vuelve apasionados, egoístas y mezquinos. La riqueza por sí sola no es garante de felicidad. Nos morimos y nada nos llevamos.

    Esperamos que los colombianos continuemos construyendo la tan anhelada paz. Desde los espacios de la vida cotidiana se puede construir. En la familia, con los vecinos, en el trabajo, en la escuela, en la universidad, en fin, en todos los escenarios donde sean posibles tanto el ser social como el ser personal. La reconciliación nacional es indispensable. Hay que pensar en el bien venidero y no en el mal pasado, como lo estipula una de las veinte leyes naturales de Hobbes.

    En muchos escenarios de la cotidianidad colombiana, lo que se observa y se siente es el difícil respecto y consideración al otro. Discriminaciones cunden por todo lado, la intolerancia como regla conductora del comportamiento. No hay una ética ciudadana que garantice un mejor estar entre los hombres y entre éstos y la naturaleza. Como dice Rousseau, la mayoría de nuestros males son la consecuencia de todo aquello que nos procuramos.

    En toda democracia que se respete debe existir oposición; es necesaria porque su carencia hace que quienes gobiernan terminen con poderes omnímodos. Pero hay que hacer una oposición respetuosa y pensando siempre en los intereses sociales. Por lo tanto, no hay que satanizar la oposición, sin ésta no hay democracia.




    Ojalá llegue el día, en que podamos depurar el Congreso de la República para que podamos prestigiarlo. Necesitamos un Congreso comprometido en el bien colectivo. Si elegimos o reelegimos a los mismos que han decepcionado, la responsabilidad no será de los elegidos sino de los electores. Recordamos a un sociólogo jurídico: “Las leyes son buenas por ser útiles y son útiles por ser buenas”. Hay congresistas que se caracterizan por legislar pendejadas mientras el país se ahoga en lo sustancial.

    En el contexto regional esperamos que la administración de Elías Larrahondo logre posicionar el departamento en un mejor sitio en desarrollo humano y en convivencia civilizada. Es consuetudinario que el Cauca ocupe los últimos lugares entre las demás regiones; esto significa la falta de liderazgo por parte de quienes han tendido la oportunidad de conducir nuestros destinos. La verdad es que muchas veces se siente que en el Cauca no pasara nada, como si no necesitáramos nada, como si todo fuese ‘normal’. Por algo será que las encuestas pocas veces favorecen a nuestros gobernantes. ¿Será necesario menos política y más administración?

    En el ámbito local, iniciamos el año con una inconformidad generalizada por el estado de nuestra ciudad. En ocasiones, nos motivamos, al ver muchos hombres trabajando en obras de infraestructura, pero se paralizan y nos desencantamos. Siguen quejas por la falta de planeación en el plan “estratégico” de movilidad y en las obras de reposición de redes de acueducto y alcantarillado que ha convertido a Popayán en un caos. Todos esperamos que en este año se puedan subsanar los inconvenientes y podamos contar con una ciudad moderna, que es lo que aspira el alcalde Juan Carlos López Castrillón.

    Es necesario reconsiderar la medida el Pico y Placa, pues la que ha existido es Día y Placa, pues se implementa durante todo el día y en todos los sectores; lo cual no sucede en otras ciudades mucho más grandes y congestionadas que la nuestra. Tener contento a todo el mundo es difícil, pero se deben hacer correctivos donde sea necesario.

    En Tránsito Municipal hay mejoramiento en la atención de los usuarios. Buenas adecuaciones locativas y unos funcionarios comprometidos en las distintas dependencias. Aprovechamos esta coyuntura, para resaltar la acertada gestión del administrador público, Ever Ney Burbano, en la dirección de esta Secretaría. Lo vimos muy diligente apersonándose de los problemas.

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