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    Procesos solidarios (3)

    RODRIGO SOLARTE

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    Somos seres sociales e individuales. En El Estado, lo público y privado refleja tal realidad y los procesos históricos sucedidos.

    Le interesa leer… ‘Procesos solidarios (2)’

    La no presencia del Estado, más en la periferia que en el centro de nuestro país, explica la conflictividad existente y los riesgos que desde la infancia han vivido y siguen viviendo sus habitantes, mas tratados como problemas de orden público, que colombianos con derechos. Un ejemplo más del egocentrismo de una clase dirigente bicentenaria, la misma que pretende seguir esquivando la plural y democrática Constitución de 1991, en la cual se basaron los Acuerdos logrados entre el gobierno anterior y la insurgencia armada de las Farc-EP.

    En estos veinte años del proceso constructor de solidaridad con la niñez, rotulada por sus participantes como la RICO BUEN TRATO a la niñez de Popayán y El Cauca, hemos observado y aprendido con los niños, familias y comunidades con las cuales nos hemos relacionado, directamente o a través de las jornadas, boletines e historias de vida, aspectos cualitativos que han motivado su continuidad, a pesar de las resistencias culturales y pesimismo ante la complejidad de la problemática, y la cuestionada idea, que sin financiación institucional asegurada, cualquier propósito social, dura lo que duren los recursos económicos, sometidos al riesgo de la contagiosa corrupción.




    Los profesionales participantes, todos madres, padres, abuelos incluso, sensibles a esta problemática, estimulados por las Madres comunitarias que reivindican diariamente tal denominación que el ICBF les da; las y los estudiantes de pregrado y postgrado, no solo de Salud y Educación, motivados inicialmente por sus docentes; maestros con comunidades educativas que incluyen las familias y comunas donde están las Instituciones educativas, nos hemos convertido más en FACILITADORES del proceso, que líderes, pues las mismas comunidades con sus representantes, poco a poco se han ido comprometiendo con el Buen trato a sus hijos y alumnos, primando más el diálogo que los castigos.

    Reconocido es, que los cambios culturales, para nuestra realidad, por la vida, la paz, la justicia, territorio y dignidad, como construcción humana, es posible e indispensable, para no regresar a la barbarie que hemos vivido y continúa en regiones como nuestro Departamento de El Cauca.




    Desde la promoción afectiva a la niñez en familias, culturas y estratos, integrada al adecuado crecimiento y desarrollo físico suministrado con amor por las madres a través de la alimentación materna, y luego con la nutrición adecuada, la comprensión ha trascendido hasta la importancia de los varones y núcleo familiar en la socialización primaria y siguientes, llegando hasta la indispensable unidad de Estado o Instituciones, sociedad y familias, para que los Derechos de la niñez y deberes de los adultos, pasen progresivamente de la retórica a las políticas públicas y solidaridad de las privadas, como condición de convivencia real centrados en el presente y futuro de nuestra sociedad.




    Procesos como este, originado más, por el afecto a la niñez y familias marginadas, que por quienes deciden recursos para las políticas públicas, mantienen la esperanza y decisión de continuar promoviendo el buen trato integral a todos los seres humanos, comenzando por la niñez, víctimas de las guerras y tantas violencias, que como la corrupción, se volvieron endémicas en toda la estructura de nuestra sociedad, cuyas razones económicas y políticas son objeto y sujeto de otras disciplinas del conocimiento, pero entendidas fácilmente por quienes las padecen.

    En la próxima columna informativa sobre los veinte años del Proceso constructor de solidaridad con la niñez RICO BUEN TRATO, integral en prospectiva, conocerán la interesante programación organizada por la coordinación colectiva del mismo, para el próximo 4 de octubre en UniCauca-Salud.