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Observaciones y comentarios

RODRIGO SOLARTE

Pediatra

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Un panorama de más de cincuenta años vividos como ciudadano pasan por mi mente, durante esta incierta transición del proceso político que estamos viviendo los colombianos.

El recuento de votos depositados el pasado domingo 11 de marzo, pese a su gran importancia para el presente y futuro de la Nación, rememoró nefastas tradiciones que explican lo enfermizo y contagioso de la corrupción mercantil de esta arma cultural como es el VOTO A CONCIENCIA.

Cantidad y calidad deben entrar en la reflexión para el análisis histórico de esta tradición mantenida por el voto y que con sus limitaciones llamamos DEMOCRACIA.

La mecánica pintada del dedo índice de la mano derecha en la tinta ¨ indeleble¨, roja o azul del siglo XX, antecedió a los tarjetones originales (no fotocopiados) y al voto electrónico que deberá considerarse en un futuro próximo.

La conciencia con la cual se ejerza este derecho y deber establecido, concentra intereses, necesidades, satisfacciones, facilidades para su ejercicio, cultura ciudadana, sueños y expectativas a corto, mediano y largo plazo, tanto personal como familiar y nacional.

El ser demócrata también se aprende con la pedagogía del ¨ aprender haciendo¨ desde la familia. No se decreta ni se impone. El ejemplo con su porqué reflexivo, es la mejor forma de enseñarlo a las nuevas generaciones.

Inducirlo como un simple y sumiso reflejo condicionado a un estímulo, económico por ejemplo, prioriza cantidad con mínima calidad. Tal inducción instintiva, es más observada en dictaduras; existencia de ¨ mesías¨ que ordenan lo que hay que hacer, aprovechando y manteniendo la incultura ciudadana y necesidades básicas no satisfechas, materiales y espirituales, facilitadoras de su perpetuación.

 A esta actitud humanizadora, educativa, los mismos en desacuerdo también la llaman populista. Las polarizaciones fanáticas, impiden la reflexión humana y ciudadana, dificultando el diálogo constructivo.

La abstención, votos en blanco y nulos, continúan predominando cuantitativamente en Colombia.

Estimado lector. Con su experiencia, autocrítica constructiva y esperanzas, piense en sus causas y lo que todos podemos hacer, comenzando por nosotros mismos, hijos de esta cultura mercantil y patriarcal que hemos aceptado pasivamente.

Incluya en su análisis esta columna de opinión y otras que vendrán, motivadas por la elección presidencial, el NO a la corrupción en todas sus manifestaciones, un SI rotundo a la construcción de la paz, sin más asesinatos a líderes y lideresas, luchadoras por los derechos humanos y de la naturaleza en sus regiones y país, y cumplimiento irreversible de los Acuerdos alcanzados y por alcanzar con los alzados en armas, quienes también se debaten en la incertidumbre, ambientada más, por los medios sociales de comunicación como las redes, pues LA ESPERANZA ACTIVA, continúa su regionalización e interiorización en la nueva cultura de la paz que crece diariamente.