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Nosotros, los ciudadanos de bien

CHRISTIAN JOAQUI

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Nosotros, los ciudadanos de bien, reclamamos un Estado que ponga en la cárcel a los ladrones, a los corruptos, a los hampones, a los guerrilleros. Nosotros, que somos prístinos y que encarnamos el concepto de moralidad, reclamamos del Estado protección para la familia tradicional y que se proscriba el matrimonio entre las parejas del mismo sexo, así como la posibilidad de adopción por personas solteras.

Nosotros, los ciudadanos de bien reconocemos la existencia de ciudadanos de mal; de ciudadanos que han extraviado su comportamiento, cuando pudieron haber escogido el camino del bien, del cumplimiento de la ley, del orden, de la moral y las buenas costumbres.

Nosotros, los ciudadanos de bien, consideramos que la única forma de llegar a una verdadera justicia y, de paso, a obtener la seguridad en las calles, es a través de fuertes sanciones con cárcel a los delincuentes. Reclamamos, por lo tanto, que el Estado incremente las penas, construya más cárceles, porque las existentes no dan abasto para recluir a tantas y tantas personas malvadas.

Nosotros, los ciudadanos de bien, reclamamos que todo aquello que entra a nuestro patrimonio producto de nuestro talento, habilidades y méritos, no sea objeto de apropiación por el Estado a través de impuestos. Como seres individuales, los ciudadanos de bien, no hemos necesitado de la ayuda, ni de la solidaridad de nadie para conseguir lo que nuestro esfuerzo ha conseguido.

Nosotros, los ciudadanos de bien, damos trabajo y el Estado debe reconocernos nuestra bondad para con los menos afortunados. Por eso exigimos que se desmonten todos los gravámenes a las nóminas. Así podremos emplear cada día, más y más menesterosos.

Nosotros, los ciudadanos de bien, les ayudamos a las personas para mantengan a sus hijos. Les pagamos a una niñas para que descuiden a sus propios hijos, y dediquen su tiempo a cuidar los nuestros, para que ellos, nuestros hijos, el día de mañana con mejor educación, bien cuidados, bien alimentados y aun cuando su único mérito haya sido la buena fortuna de haber nacido en una familia de bien, tengan también, la oportunidad de ser ciudadanos de bien, que exijan respeto por la familia tradicional, exijan justicia, cárceles, exenciones de impuestos y podamos, por fin, mantener una sociedad en paz y como Dios manda.