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    Matilde, bendita tú entre las poetisas

    ELKIN QUINTERO

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    Todo lo que se ha dicho sobre las mujeres lo han dicho los hombres, las mujeres en la historia no han hablado, hay que hablar con las mujeres.

    Poullain de la Barre, 1673

    Por milenios, la represión sistemática contra la mujer ha sido la excusa para purificar el cuerpo, el alma y el espíritu de los hombres. La historia de represión y ultrajes jamás fue un impedimento para que ellas lograran manifestarse y luchar por la reivindicación de sus derechos; en nuestra geografía, la fuerza declarativa de su poesía y el ejemplo de Matilde Espinosa fueron motores que impulsaron a cambiar el mundo desde el imaginario femenino sin miedo a la cárcel, la burla o la reprimenda.

    La génesis de su obra está en la línea de promocionar y animar la idea de un mundo justo, de promover ideas que van en contra del sistema ortodoxo e inmutable del corpus masculino que desde siempre ha impuesto normas, decretos y leyes para invisibilizar el arte creador de la mujer, desvirtuando sus oficios, artes, palabras, gestos, símbolos y signos. Fue una denuncia, un grito que nació en las montañas del municipio de Páez en el departamento del Cauca y sin miedos a hombres y dioses con su genio irradió el universo. Una mujer digna de loas y cánticos, de festivales, bienales y días patrios.

    Por lo tanto, leer su trabajo poético debe permitirnos llegar a una verdadera transformación interior, ayudarnos en la continua construcción de un ser más humano, más digno, más consciente de su rol en la sociedad. Su poesía debe permitirnos crear una conciencia madura para vivir la vida con responsabilidad individual y social sin fanatismos ni egoísmos. Sus versos nos permiten observar más allá de lo que hay en la naturaleza y en los seres humanos para rescatar la consigna de convivir como hermanos en una tierra bendecida.

    Hoy a pesar del dolor tenemos un motivo para reconocer su papel en la historia de la reivindicación de los derechos de la mujer y por ello quiero hacer énfasis en dos puntos. Primero, promocionar que haya sido la precursora de la lírica social en un territorio convulsionado por las luchas bipartidistas tan de boga en el siglo XX. Segundo, recodar que la esencia de su obra se da gracias a la influencia de Tierradentro; porque fueron sus gentes y naturaleza quienes coadyuvaron en la construcción de cuestionamientos e imaginarios que se inmortalizaron en sus versos.

    Matilde escribe con la particularidad de contextualizar en cada una de sus composiciones una zozobra femenina que se justifica y se explica en los hechos y procederes de su época, tema enfocado en la reflexión con la que se crea una perspectiva definida de lo que considera ser la verdadera condición humana y siguiendo el pensamiento de Sartre, nos traslada al concepto que cada persona decide su destino ante su inevitable libertad.

    Debo recordar que Águeda Pizarro para referirse a Matilde la elevó al concepto de “almadre”, el cual es un término acuñado para referirse a voces femeninas que dedicaron una buena parte de sus vidas a escribir e infundir a las palabras el hondo sentir femenino en una sociedad patriarcal. Este proceso involucró una lucha perenne y sin cuartel por construir su arte poética en una sociedad plagada de incoherencias y prejuicios. Con esto quiero decir, que su universo femenino es violentamente asaltado por la angustia. Tema universal que no se agota ni redunda en su obra.

    Su poesía simboliza la desolación y ansiedad del individuo ante el proceder de la raza humana y ante los misterios de la naturaleza. Podemos inferir que su arte poética hace alusión a un mundo más humano y sano si se doblega ante la fuerza constructora de la mujer y no ante la praxis aniquiladora del hombre.

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