Más carros que gente

HORACIO DORADO GÓMEZ

[email protected]

No sabemos cuántos taxis, buses, busetas, camiones de servicio público, ni cuántos vehículos particulares, hay en promedio por habitante, para saber de buena tinta el despelote del flujo automotor en esta Bella Villa de Don Sebastián de Belalcázar. Pero, se nota, que hay exceso vehículos para tan angostas calles. La ciudad no fue ideada para el tráfico vehicular que hoy circula. Hay descompensación entre el espacio dedicado a los vehículos y el número de usuarios de vehículos. Los carros aumentaron rápidamente, en tanto que la las vías son las mismas. Además, las estrecharon, para beneficio de los de a pié, pero insensatos conductores sin control, aparcan donde les da la real…

La situación se agrava por la irresponsable actitud de conductores de servicio público, particular y de camionetas blindadas oficiales que, en contorno al parque de Caldas, se estacionan durante horas y horas.

Capítulo aparte merecen las motocicletas que se han convertido en la mayor causa de accidentes de tránsito y de muertos en la vía. En Popayán, la muerte viaja en moto y, lo más preocupante es que cada día se incrementa sin que las autoridades hayan podido reglamentar este medio de transporte. El crecimiento casi exponencial de las motos, nace de los pocos requisitos y controles a la hora de montarse en un aparato de esos. Además, se disparó la demanda de motos que amenaza la seguridad y la salud de los payaneses por la falta de controles y, porque el servicio de taxis y colectivos, es pésimo. El ingrediente que saca de quicio a los usuarios es que, los taxistas se “pinchan”, haciéndose rogar cuando llueve, volviéndose inconseguibles. Y, en buen tiempo, ruedan, voltean, estorbando por doquier; en ocasiones se niegan a prestar el servicio para los habitantes residentes en barrios periféricos.

Grave el problema del mal parqueo de vehículos en las calles de la ciudad. Es un “mal” que no tiene cura. A cualquier hora y en toda la ciudad, perturban a los transeúntes al tener que bajarse del andén arriesgando sus vidas. Estacionan vehículos al lado y lado de la vía y en zonas peatonales, porque teniendo dinero para comprar sus vehículos, no tienen para pagar parqueaderos públicos.




Popayán se convirtió en el más grande parqueadero de Colombia. Por ello, la “Ciudad Blanca”, es un despelote, no solo en el centro histórico. Por todas partes, calles y avenidas, hay inconformidad entre la ciudadanía. Es tanto el estrés y la angustia para circular que, ya empiezan a ver con buenos ojos la medida de peatonalizar la ciudad, a fin de aliviar la triste realidad. En Popayán se vive el problema común de: congestión, contaminación, pérdida de identidad del marco histórico, ruido, problemas de seguridad vial y costos de congestión, que se traducen en tiempo y dinero. Lo anterior, obliga a realizar intervenciones de peatonalización permanentes o temporales, permitiendo que el espacio ocupado por los vehículos sea habilitado para el paso de peatones.

Por último, como los comportamientos de las personas tienen una base cultural, es necesario realizar cruzadas para enseñar que, dentro de la corresponsabilidad, el comportamiento personal se identifica como parte de la solución.

Civilidad: Peatonalizar, es motivo de reacciones, desde la aceptación absoluta hasta el rechazo, pero explicando y aplicando medidas que conduzcan a una movilidad sostenible, será posible.