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    “Leer, es captar el alma de las cosas”

    Entrevista con el maestro y poeta Antonio Hernández Vélez.

    Por Marco Antonio Valencia Calle

    @valenciacalle

    Antonio Hernández Vélez habló sobre poemas, literatura, libros y lectura con Marco Antonio Valencia. / Suministrada – El Nuevo Liberal

    Antonio Hernández Vélez es maestro de escuela rural y autor de las obras poéticas: ‘Poesía Vivencial’ y ‘Ambrosía’.

    En su discurrir narrativo, busco dejar una estela de emulación ejemplar en los docentes, asumiendo mi compromiso con la vida.

    “No se trata de colocarse la camiseta luminosa de la docencia, sino tatuar en la piel la huella de lo que somos, para ofrecer nuestra trayectoria de seres totales y comprometidos con la comunidad a la cual estamos ligados por un cordón umbilical”, asegura este docente que respondió los cuestionamientos del también escritos y docente Marco Antonio Valencia.

    ¿Para qué sirve leer la prensa?

    Tengo remembranzas con mi hermano José Gustavo «el pintor de la palabra» de cuando disfrutábamos los diarios nacionales, sobre todo los magazines dominicales, “una fiesta al paladar que nos llegaba al alma». Leíamos artículos, comentarios, visiones y apreciaciones de los columnistas en su gesta por decantar los sucesos que conmueven al mundo, o escritos que versan sobre la vida y obra de los protagonistas de la historia. Fue así como adquirimos el hábito de la lectura, luego vino la lectura de libros, y posteriormente la aventura de escribir.

    ¿Por qué es importante leer?

    El libro es al hombre lo que el agua a la naturaleza. Un libro nos mima, nos consuela, nos canta, nos sonríe, jamás el computador lo reemplazará. Leer es viajar a otro país, leer es encantar el eco de nuestros sueños, leer es captar el alma de las cosas, es asomarnos a las evidencias dejadas por el hombre plasmadas en la escritura. Leer nos amplía el conocimiento para conocernos a nosotros mismos y a los demás. Leer es recrear la realidad.

    ¿Cómo se debe leer un poema?

    Al leer un poema las palabras fluyen como el agua, el espíritu se sosiega, se crea un puente entre lo divino y lo humano, se comulga con lo eterno; entonces florecen rosales, dalias, margaritas, y el ambiente se impregna de mágicos acordes, y en ese trance el alma regresa a su estado original… «y somos una tonalidad abarcando el universo».

    Es como frotar la lámpara de Aladino, sale genio y produce la catarsis: gozos, llantos, anhelos, suspiros, afloran… y una vez leído el poema, provoca el abrazo latiendo al unísono el corazón colectivo, así surge la llama del amor que envuelve al auditorio, y el poeta traza los signos del encuentro con Dios en la palabra.

    ¿Qué libro no se debería leer?

    Si tuviera el poder mágico ningún libro sería prohibido, al contrario, imprimiría todos los libros del mundo ya no en papel sino en alfombras mágicas, que, al llegar a los balcones de las damas, ellas al recibirlos se desmayarían de gozo, y los personajes de sus historias acompañarían sus pensamientos.

    ¿Qué le recomiendas leer a un maestro?

    A los maestros antes de recomendarles que leer, les recomiendo volver a nacer, y una vez que lacten del pecho de la vida, lean primero con los ojos del asombro las señales que el divino creador dejó impresas en cada una de las páginas de la cotidianidad, vivida a partir del amor.




    ¿Qué sugerencias de lectura tienen para un estudiante?

    Que lean señales en las hojas del árbol, así como en la servilleta que que un enamorado dejó olvidada en la mesa del comedor. Que re-lean la primera cartillita que nos enseñaron en la escuela «La alegría de leer», que sigamos con Rafael Pombo, y dramaticemos sus personajes como Simón el bobito y La pobre viejecita. Que busquen y rebusquen en su memoria aquellos pasajes de experiencias que los hayan marcado, y los expriman en sus escritos.

    Importante organizar con los estudiantes talleres de la palabra, y en ese fluir de voces que sientan que ellos son los protagonistas y se reconozcan así mismos. Y dejar que ese niño interior juegue con las palabras, pero también con las canicas que lleva Barbarita, o las maestras peinen las muñequitas de sus estudiantes.

    A los niños y jóvenes, me gustaría decirles que cultiven sus sueños, y como a maticas, no se olviden de echarles agüita, que se dejen guiar por su voz interior, y en ese vuelo majestuoso de la imaginación se rencuentren así mismos como magos, sacando esa varita mágica hacedora de milagros, y se re-inventen en cada historia ya sea contada por los abuelos. Que no se olviden de pasear de la mano del capitán Memo de Julio Verne.

    ¿Qué libro ha leído últimamente y porqué le gustó?

    Hubo una época fecunda siendo estudiantes de literatura acompañados del maestro Giovanni Quessep, cuando bebíamos de las fuentes primigenias. Allí aprendimos a leer a Homero, Virgilio, Dante Alighieri, Bocaccio fueron nuestros maestros guía.

    Actualmente, en este periodo de mi vida estoy leyendo ·Conversaciones con Dios· de Neale Donald Walsch, y me ha gustado porque «me siento mas liviano al dejar atrás creencias fijas y pensamiento condicionados».

    Finalmente: ¿Los maestros de hoy que leen?

    Visualizo a los Los maestros de hoy leyendo de acuerdo a su búsqueda, libros de crecimiento personal, de aventuras, de ciencia ficción, leen a sus colegas que han podido escribir grandes experiencias, los veo leer a Homero en su Odisea, a Dante en su divina comedia, a Boccacio con El Decamerón, a Julio Cortázar en Rayuela, a Garcia Márquez en Cien años de soledad, El general en su laberinto, El Coronel no Tiene quien le escriba, El amor en los tiempos del cólera, a Alejo Carpentier en El siglo de las luces a José Eustacio Rivera en La Vorágine, a Jorge Isaac en La María a Jorge Aurelio Martínez en La morada al sur a Robert Louis Stevenson en El doctor JeJkyll y Mr Hide. El diablo en la botella, La isla del tesoro, a Charles Dickens…

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