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    Fotorreportaje sobre el accidente aéreo en Popayán

    Personal de la DIJIN adelantaron el levantamiento de los cuerpos, con el acompañamiento de las fuerzas de socorro de la ciudad.

    Desde la distancia, los ciudadanos veían con asombro lo sucedido en este sector del  barrio Junín de Popayán.

     

     

    La zona se acordonó como medida de protección a la comunidad aledaña al lugar del siniestro y para facilitar la labor de los investigadores de la Aeronáutica Civil.  

    Los ocupantes de la avioneta Piper PA-31 Navajo, la cual se estrelló contra una vivienda en Popayán, tenían la esperanza de llegar a López de Micay para continuar con sus labores, en el caso de los dos docentes; mientras que los contratistas de la gobernación del Cauca aspiraban adelantar una serie de capacitaciones en temas de género en esta localidad costera.

    Como bien explica Fausto Adrián Campo Guachetá, personero de Cajibío y esposo de Sandra Córdoba, esta psicóloga de 33 años de edad se comunicó con él antes de despegar el vuelo, incluso, compartió con él dos fotografías del momento cuando abordaba la aeronave.

    “Ella dictaría talleres como parte de un proyecto que adelantaba la secretaría de la mujer de la gobernación del Cauca para enfrentar el tema de violencia de género, entre otros temas, esa era su pasión, la de estar enseñando, compartiendo con la gente por eso el viaje. Me dijo que ya este martes regresaría, pero Dios quiso otra cosa”, explicó Fausto Adrián Campo Guachetá, quien no oculta el vacío que siente por la perdida de su esposa y madre de dos pequeños.

    Esa misma misión iba a cumplir el Luis Ángel Zúñiga Dorado, otra de las víctimas mortales. Este profesional universitario, de 32 años de edad y oriundo de Bolívar, Cauca, tenía como propósito evaluar la forma cómo se adelantaban proyectos de atención a las mujeres frente a problemáticas como el feminicidio.

    Mientras tantos, los docentes Ilis Yolanda Riascos Riascos y Norman Paolo Riascos regresaban a esta localidad para continuar con sus labores como docentes, en las instituciones educativas Pablo Sexto y San Antonio de Chuare de López de Micay.
    “Norman viajaba constantemente a Popayán por las funciones que él adelantaba como rector, esta oportunidad presentó una serie de informes de gestión, requerimientos de la comunidad estudiantil, entre otras actividades ante la secretaría de educación y buscaba regresar a su pueblo para continuar con su labor, pero mire lo que pasó, ahora quien nos responde por mi marido”, explicó la esposa mientras está en la penosa tarea de acercarse a la sede, en Popayán, de Medicina Legal, para reclamar los restos de su ser querido.

    Líderes de López de Micay
    Esas mimas labores determinaron que la docente y líder social Ilis Yolanda Riascos Riascos llegara a la capital del Cauca y luego buscara llegar a su municipio, el mismo por el que luchaba para sacarlo adelante, de encontrarle soluciones a las problemáticas de sus comunidades. De hecho, ella también era un referente a la hora de conocer los temas de las comunidades negras de esta región del país.

    Otra de las personas que fallecieron fue la ama de casa Luz Élida Riascos Riascos, de 37 años de edad y quien residía en las riberas del río Jolí, en la zona rural de López de Micay.

    Para Alonso Gómez, tío del copiloto Henry Gómez Reyes, quien falleció en esta emergencia, es una pérdida que golpea muy duro los corazones de los familiares porque “era un joven que se abría paso como piloto, luego de capacitarse en la Escuela de Aviación del Pacífico, ubicada en Cali”.

    “Una partida que duele mucho porque mi muchacho era muy dedicado a su oficio, sueño era mas avanzar cada vez más por eso esa disciplina y entrega a esta profesión, ese día se despidió de la familia cariñosamente y salió a cumplir su pasión que era volar”, dijo Alonso al exponer que este piloto residía en Cali pero que eran constantes los vuelos hacia el pacífico colombiano.

    Mientras trascienden las historias de las víctimas, en el sitio de los hechos, las autoridades acompañan las tareas judiciales que adelantan los funcionarios de la Aeronáutica Civil en el sitio del siniestro, recolectando información que permita establecer con precisión las causas de este tragedia, que por fortuna, no cobró más vida.

    Y es que el sitio donde cayó la avioneta es un sector muy poblado de Popayán y esa tarde de domingo, muchas familias estaban reunidas celebrando el tradicional día del amor y la amistad.

    Por eso es un milagro que el niño de diez años que estaba en la casa impactada por la avioneta esté vivo, todo porque el susto que le causó al escuchar la caída de la misma hizo que corriera hacia la salida de la misma. Después, la mamá y unas amigas que estaban cerca auxiliaron al pequeño para retirarlo del sitio, luego se dio el impacto de la aeronave.

    A raíz de lo dantesco de la escena, el pequeño padeció un choque nervioso, de ahí que los paramédicos de bomberos optaron por llevarlo al hospital Universitario San José, donde recibió atención psicológica. Después fue dado de alta.

    “Mi hijo me dice que no quiere regresar a la casa, que no vayamos y es entendible porque es muy duro ver cómo un aparato de eso se le cae encima a uno, entonces eso le afectó mucho, entonces estamos viendo qué hacemos, no es fácil ver perder la casa de uno de un día para otro”, comentó Carlos Astaíza, guarda de seguridad y propietario de la vivienda afectada. Hace aproximadamente nueve años reside en el sitio.

    Por este siniestro, y para evitar más afectaciones a la comunidad, las autoridades optaron por adelantar un acordonamiento de la zona y ubicar 160 vecinos del sitio en los salones de la institución educativa César Negret, ubicada a lado del barrio Junín Bajo, escenario de la tragedia.

    “Nos han atendido muy bien, en la noche de ese domingo, las autoridades nos indicaron que debíamos salir inmediatamente y ubicarnos acá en el colegio, que era por seguridad de nosotros, entonces nos ubicamos acá, en este salón y pasar la noche en estas colchonetas con mi esposa y mis dos hijos”, relató Emir Chirino, venezolano que llegó hace dos meses a este barrio payanés tras salir huyendo de la pobreza que hoy reina en el vecino país.

    Por el momento, la oficina gestión del Riego, con el apoyo de entidades de socorro, atienden a las familiares evacuadas mientras se da la orden de retornar al sitio una vez concluyan las pesquisas en la escena del siniestro. Mientras tanto, la gobernación del Cauca decretó tres días de duelo y la Fiscalía anunció que investiga esta situación.

    Se espera, cumplidas las diligencias judiciales, la extracción del destruido fuselaje de la avioneta Piper PA-31 Navajo del sitio y con esto el regreso de la tranquilidad de este barrio payanés.

    Parte de la la comunidad del barrio Junín Bajo fue evacuada y alojada en las instalaciones de la I.E. César Negret.

     

    El traslado de los cuerpos sin vida por las calles estrechas del barrio Junín Bajo no pasó desapercibido entre los habitantes de este punto del occidente de Popayán.

    La zozobra se apoderó de los familiares de los habitantes del sector, quienes por restricción no podían acercarse a la zona del desastre.

    Pese a las dificultades para el acceso vehicular, los socorristas ingresaron los implementos requeridos para la emergencia, caminando hasta el sitio donde cayó la aeronave. 

     

    El lugar del siniestro y los restos de la avioneta quedaron a disposición de los investigadores de la Aeronáutica Civil, quienes determinarán cuáles fueron las causas del accidente.