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    La procesión de entrada

    JESÚS ENRIQUE PAZ VELASCO

    Párroco de la parroquia del Espíritu Santo en Popayán

    Siguiendo con nuestras catequesis, hoy explicaremos el sentido de la procesión de entrada y los elementos que la componen.

    Sentido de la procesión:

    Caminar es una característica esencial del cristiano, quien al formar la comunidad de convocados (Iglesia), expresa la actitud de un pueblo que se dirige a la tierra prometida; es decir, el caminar de la Iglesia hacia la perfección del Reino de Dios (Mc 15,20).

    En la procesión de entrada se expresa la diversidad de dones en el pueblo y en los ministros dados por Dios en la única dimensión del amor que nos congrega, santifica y edifica en un solo Señor, en una sola fe y en un solo Bautismo.

    Además, con este gesto se pretende subrayar que el sacerdote (quien preside) es el signo visible de Cristo y al que se recibe con honor, constituyendo así una comunidad que se reúne en torno a Cristo Cabeza, Pastor y Esposo.

    Elementos esenciales de la procesión:

    La procesión de entrada nos recuerda que la celebración de la eucaristía tiene un origen divino. El pueblo se ha reunido porque Alguien lo ha llamado y lo ha constituido como un solo pueblo. Esta indicación nos habla muy sutilmente de la iniciativa divina en la historia de fe del pueblo de Dios.

    En segundo lugar, esta procesión nos enseña que la Misa no es un asunto individual del sacerdote celebrante, sino que es de todo el pueblo de Dios. La eucaristía no es por lo tanto un acto de devoción privada, sino un acto eclesial.




    La Misa se pone en acción con este movimiento procesional. Nosotros también nos sentimos caminantes, que pasamos por la vida en dirección a un destino final; sentimos que nada nos pertenece, y que nada aquí es verdaderamente nuestra patria. Romano Guardini apunta que el sencillo pero noble andar por un motivo piadoso puede convertirse en un verdadero acto de culto.

    Mientras se va al altar, “se entona el canto de entrada”. En la celebración de la eucaristía el canto cumple un papel fundamental. La finalidad de este canto es abrir la celebración, fomentar la unión de los que se han congregado e introducir los espíritus en el misterio del tiempo litúrgico o de la fiesta, y acompañar la procesión del sacerdote y los ministros (OGMR 47).

    El canto va a ser el primer acto que manifiesta de un modo sensible que a pesar de que quienes allí están son distintos (edad, sexo, origen, condición, etc.) todos ellos forman parte de un mismo cuerpo, el cuerpo de Cristo. El canto en común es la única realidad sensible capaz de constituir una entidad (la melodía) a partir de varios recursos individuales (las voces de cada uno), es el elemento humano más significativo de la realidad mística. En sentido estricto es «simbólico», pues reúne, integra.

    Seguiremos profundizando en la riqueza de nuestra liturgia y los elementos que hacen de ella una verdadera alabanza al Señor.

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