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    “La plata está, hay que saber buscarla”

    Un hombre que derivaba su sustento como mototaxista ahora vende hortalizas y legumbre en las calles, las circunstancias lo obligaron a cambiar de oficio, aunque siempre ha sido un rebuscador de la vida.

    Hace un mes John Alexander Muñoz, decidió que la mejor alternativa para seguir sobreviviendo era vendiendo revuelto, tomate, papa, plátano, cilantro, cebolleta. / Harold Astaíza-El Nuevo Liberal.

    John Alexander Muñoz, vendedor informal.

    Muy temprano, despuntando la mañana, John Alexander Muñoz Pérez se levanta para ir a la plaza de mercado del barrio Bolívar, va en busca de su plante de revuelto que luego lo vende en las calles de Popayán.

    Hasta hace un mes era mototaxista, este hombre oriundo del municipio de Bolívar de niño llegó a la capital caucana con sus padres y desde esa época trabaja en oficios varios. Es un rebuscador nato, según la temporada, él, junto a su esposa y hermana, venden productos en las calles para sostener a sus cuatro hijos, tres niñas y un niño en edad escolar.

    En Semana Santa vende sahumerio y velas, el Día de la Mujer y la Madre ofrece flores, a lo largo del año se va acomodando a las condiciones del mercado. “La plata está, hay que saber buscarla”, comenta detrás de su tapaboca rojo que combina con su sudadera del mismo color.

    Relata que al comienzo de las medidas de confinamiento se comunicó con la Policía para preguntar si podía seguir trabajando como mototaxista pero lo dijeron que solo debía salir cuando tuviera el pico y cédula. Una mañana pasó por un puesto de control policial “aunque yo tenía los papeles en orden me pusieron un comparendo por 900 mil pesos dizque tenía una llanta lisa y me inmovilizaron la moto”, afirma decepcionado.

    Desde ese momento, hace un mes, decidió que la mejor alternativa para seguir sobreviviendo era vendiendo revuelto, tomate, papa, plátano, cilantro, cebolleta, productos necesarios en las cocinas de las familias payanesas. Por eso a partir de las 7:00 de la mañana espera en la galería a que descarguen esos bienes agrícolas para comprarlos y luego revenderlos, “eso sí a buen precio para que salga en dos o tres días, además porque me gusta venderle fresco a la gente”, comenta detrás de su carrito de metal, color negro con tres ruedas de bicicleta, repleto de legumbres y hortalizas.

    La carreta comprada por su hermana hace poco tiempo en 150 mil pesos, tiene una gran sombrilla colorida para evitar el sol, la acarrea desde que sale de su casa hasta las 3:00 o 4:00 de la tarde. Lo acompaña siempre en estas extenuantes faenas de trabajo, ella lleva los mismos productos en otro carrito, más pequeño, los mismos que llevan las amas de casa cuando mercan. “Antes no había tantos vendedores, ahora hay más, en el plante invierto unos 300 mil pesos, las ganancias son entre 100 y 150 mil diarios, sirven para sobrevivir y sostener a la familia, trabajamos hasta el viernes porque no se puede más días, el domingo nos repartimos las ganancias”, explica John Alexander.

    Además de su tapaboca, John lleva en una pequeña botella con spray alcohol para evitar contagiarse del virus, se lo rosea varias veces para evitar el contagio del virus. Recorre barrios como Santa Mónica, Fucha, Santa Inés, Santa Catalina y por supuesto Los Sauces, donde reside hace varios años.

    Dice que la mayoría de la gente ve con buena actitud su oficio, le comentan que al llegar directamente a las casas les favorece porque no salen de las viviendas hasta las plazas de mercado. Otras personas son apáticas pero dice que las entiende, porque temen al contagio. En ciertas ocasiones la clientela es tanta, que les tiene que llamar al orden para que guarden la distancia.

    Así transcurren los días de este hombre rebuscador de la vida, como tantos otros que tratan de subsistir arriesgándose a un contagio de Covid-19, pero como comenta, no puede quedarse en la casa “es un lujo que no me puedo dar, mi familia necesita comer”.

    Según el Dane, para el mes de marzo de 2020, la tasa de desempleo del total nacional fue 12,6%, presentando un aumento de 1,8 puntos porcentuales respecto al mismo periodo del 2019. La tasa de desempleo de Popayán es de 17% en el trimestre enero-marzo mientras que en 2019 fue del 13,3%. Las posiciones ocupacionales con mayor participación durante el trimestre enero – marzo 2020 en los centros poblados y rural disperso fueron: trabajador por cuenta propia y obrero, empleado particular. Estas dos posiciones concentraron 71,9% de la población ocupada.

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