La niñez al centro (8)

RODRIGO SOLARTE

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El ciclismo con sus diferentes modalidades, está en el centro de la noticia nacional e internacional, al coronarse el primer joven latinoamericano y colombiano, Egan Bernal, con la solidaridad de su equipo y patrocinadores, como campeón del Tour de Francia, la competencia más importante del planeta.

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Muchas reflexiones suscitan acontecimientos como este, para pensar como sociedad, el pasado, presente y futuro de la niñez y juventud: campesina, dónde continúan formándose la mayoría de nuestros ¨ escarabajos¨; de la ciudad, con tantas situaciones para quienes tienen o no recursos económicos, familias disfuncionales o inexistentes, y funcionamiento de pandillas, consecuencia de las múltiples violencias y maltratos, desde estructurales, hasta familiares, de todos los niveles de ingreso, culturas e historias de vida.

Desde que nuestros gobernantes decidieron pasar, total o parcialmente, las responsabilidades del Estado a los particulares pudientes económicamente, pese a la limitada cobertura oficial de apoyo al deporte, principalmente han sido las familias y solidarios con la niñez y juventud, quienes al observar gustos y potencialidades personales de NNA, han apoyado el desarrollo de la autoestima a través del deporte, que desde lo personal y familiar, hoy trasciende a lo social y gubernamental, haciéndonos sentir orgullosos del ser colombianos.

En la economía y cultura Neoliberal, somos importantes mientras producimos, consumimos, o cumplimos órdenes como asalariados.

El deporte competitivo no escapa a la norma general, nacida de la economía de mercado y el consumo de bienes materiales. De allí las relativas, libertad y autonomía en el funcionamiento de nuestra actual sociedad con los principios y valores que la orientan y polarizan.

Tales concepciones originaron otras como, resistencias, resiliencias, cooperación, mingas, solidaridad, entre tantas que se discuten en este período de transición organizativa hacia una sociedad, más humana y digna por consiguiente.

Los líderes y lideresas en las diferentes situaciones deportivas, con frecuencia han recibido el amor y apoyo de sus padres genéticos, o patrocinadores desinteresados de su crianza, siendo la cultura y procesos educativos y/ o deformadores del contexto en el cual crecen y se desarrollan, los de mayor influencia en el futuro que se construye en equipo, conformado por las familias, comunidades y sociedad, centradas en la niñez y el futuro deseado.

Quienes nos acercamos a lo que concebimos como salud integral, después de esta subdivisión hacia lo macro y lo micro que las ciencias continúan propiciando, alejando la visión del todo material y espiritual, abordamos problemas y soluciones posibles desde el conocimiento, no solo institucionalizado u oficial, también desde otras alternativas.

Las mismas, han sido las fuentes iniciales del conocimiento científico y técnico en otras culturas, como las orientales, cuyo diálogo con las occidentales, antes antagónicas por intereses imperiales, también hoy dialogan en búsqueda, más de la paz universal que de la confrontación atómica que nos exterminaría como especia humana.

Regresando al deporte como derecho de todo ser humano desde la niñez, veamos como positivo la creación del Ministerio del deporte que se venía gestando, gracias al desempeño de nuestra juventud y solidarios, incluyendo a no pocos funcionarios institucionales.

La reacción colectiva que la corrupción estructural sigue motivando, tanto en lo público como en lo privado, exige absoluta claridad en la administración de los recursos y participación organizada de comunidades, ligas y los mismos deportistas, dando tanta importancia al deporte formativo como al competitivo, con nuevos valores, ojalá, financiado como responsabilidad social, por el empresariado colombiano y sus familias.