La necesidad de las expectativas… como parte del sistema

NELSON EDUARDO PAZ ANAYA

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Esta generación recuerda como actos imprescindibles de las campañas políticas, los discursos desde los balcones y las manifestaciones en La Plaza de Caldas, frente a los portales, desde allí los Partidos Políticos, sus dirigentes y los candidatos en cadenas de oratoria, con despliegue de ademanes y gritos de convocatoria, hacían el mayor esfuerzo por transmitir ideas, retaliaciones, y propuestas o promesas, soportadas en las diversas necesidades regionales.

En estos escenarios se agitaba el trapo rojo o azul, con el fin de despertar la emotividad de los asistentes, el sectarismo y el compromiso, en pos del aglutinamiento de los participantes en la próxima tarea electoral, sin dejar de lado el acompañamiento de licores o guarapos, para hacer más fuerte el delirio del efecto psicológico de las multitudes.

Bien puede ubicarse la promesa de la carretera al Mar Pacifico, Guapi, Timbiqui y López de Micay; con el inicio del Frente Nacional, en las campañas presidenciales de Lleras, López, Valencia, Pastrana, pero se repitió a través de la segunda mitad del siglo XX, y aun hoy persiste su expectativa y su frustración, fueron tan repetidas sus referencias, que la percepción de engaño, termino por convertir el tema en algo innombrable por la sensación de vergüenza que incluye.

Como los pueblos y regiones, necesitan embelecos mentales para tapar el efecto nocivo de las necesidades insatisfechas y del descubrimiento real de las frustraciones, se diseñaron renovadas expectativas, entonces aparecieron las vías al Departamento del Huila, como la posibilidad de integración, además con el Caquetá y con el Putumayo.

Es increíble, como en otras zonas del País, se ven carretas modernizadas, con cientos de kilómetros, por geografías similares, pero las de aquí, sin exageración tenían mejores condiciones de servicio hace veinte años, y nunca se ha adelantado un proceso de evaluación del costo que conlleva para las poblaciones de estos municipios, sus pésimas realidades; como sucede con los agricultores de Paez, Inza, Purace, Totoro y desde luego todo el Cauca.

Como las expectativas se renuevan, se planteó la pavimentación del anillo vial del Macizo Colombiano, todo sigue envolatado y perdido en el mundo difuso de los fantasmas y duendes de las montañas del cerro, sus gentes y sus aguas, sus lagunas y musgos. Todo ha dado tema para miles de discursos ecológicos y para cientos de cuartillas, pero los pueblos de los páramos creadores de agua, siguen igual en el limbo del olvido.