La caucanidad en redes
RODRIGO SOLARTE
Consciente o inconscientemente, los seres humanos, como seres sociales que somos, funcionamos en redes. Desde la familiar hasta la colectiva o global, pasando por la vecinal, vereda, municipio, del barrio, la ciudad, la región, el país y más allá, con organización o espontaneidad, unidos en la diversidad de edades, sentimientos, religiosidad, conocimientos, labores, realidades, experiencias, voluntades, proyectos de vida, esperanzas y decisiones.
La vida y supervivencia de la especie, ha sido la principal motivación del qué y cómo mejorar progresivamente las condiciones de vida en el contexto donde se nace o se vive, permanente o transitoriamente.
La solidaridad concebida como instinto implícito en los seres humanos, se manifiesta con mayor claridad en períodos de crisis, bien sea individual, familiar, grupal, comunitaria o social.
El reto actual de la humanidad es GLOBALIZAR LA SOLIDARIDAD como manera material y espiritual de contrarrestar el egoísmo y mercantilización hasta de la vida en la cual hemos caído como civilización en decadencia.
Los progresos científicos y técnicos en cerebro y manos, con poco corazón, de las potencias industriales, económicas y militares, ya llegan a la conciencia de muchos, pretendiendo dirigir sus voluntades como única verdad a seguir, restringiendo por consiguiente la libertad de pensamiento para la acción que la diversidad regional, étnica, cultural y de oportunidades, incluyendo la económica, prioritaria en el dogma capitalista, manipuladora por ese medio, hasta de la psicología o comportamiento de muchos ciudadanos.
Aterrizando a nuestra situación como región y país, en el proceso de esta pandemia en la cual el CALENTAMIENTO GLOBAL, algún papel ha tenido y lo seguirá teniendo en las mutaciones virales que desde los animales pueden pasar a los seres humanos ( Zoonosis), conozcamos y reflexionemos con visión prospectiva, o, hacia adelante, las manifestaciones solidarias diversas, que desde el campo y en la ciudad se siguen dando, incluyendo las institucionales y organizaciones diversas, que aisladas, o de común acuerdo, lo siguen haciendo, por orden gubernamental central, o iniciativas, departamentales o municipales, con los habitantes y organizaciones respectivas.
Los principios y valores humanos, con moral y ética que la humanización mayor exige, deben orientar las redes, tanto presenciales como virtuales. No basta el manejo técnico o administrativo financiero de ellas.
Muchas transiciones están en proceso, así expresiones como pos-acuerdos y pos-pandemia, den la sensación anímica de que ya pasaron o están pasando, pues el ANTES y DESPUES, debe ser de progreso, no de atraso o añoranza de la tal normalidad en la cual vivíamos.
La guerra interna de más de medio siglo, que regresa a nuestro Cauca, más por orden e intereses externos con aliados internos, en el Centro de lo que llaman Democracia, ( CD ), es una realidad más de la la corrupción estructural que nos corroe como país, necesitándose estructurales decisiones para prevenir su regreso mortal, principalmente para nuestras comunidades campesinas y el porvenir de la Nación.
Seguimos aprendiendo en el proceso de esta pandemia, la cual pese al aislamiento y gracias a las redes sociales e internet y otros, como medios para relacionarnos con los demás, cercanos y lejanos, también han sido un estímulo para el autoconocimiento, análisis y reflexión sobre la vida en contextos y creatividades diferentes, incluidas las propias, preventivas de la ansiedad, depresión y miedos, que en mayor o menor proporción y duración, seguramente la mayoría, amantes de la vida, hemos sentido.
Como trabajador en Pediatría, ya pensionado en Ciencias de la Salud de la Universidad del Cauca, y preocupado, no solo como abuelo por el presente y futuro de NNA (niñas, niños y adolescentes), continuaré compartiendo con colegas y ustedes, tantas inquietudes trasnochadoras.
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