Indígenas comparten comida con familias de Popayán, a pesar de tratos racistas de funcionarios del gobierno nacional

08:17 am 21-mayo

Por Francisco Calderón

Mientras desde Bogotá se lanzaban expresiones de odio racial contra los nativos, estos recorrieron las calles de las comunas de Popayán para entregar cerca de cinco mil mercados a familias vulnerables.

Desde por la mañana, los nativos prepararon los kits alimentarios para luego, en camiones y camionetas, llegar hasta los barrios populares de las comunas dos, cuatro, cinco, seis, siete y nueve de la Ciudad Blanca para compartir comida que ellos mismos cultivan en sus resguardos.

Es que la entrega de estas ayudas se adelanta luego que las comunidades nativas del departamento acordaran trasladar hasta la sede de la Universidad Autónoma Indígena Intercultural, al norte de la Ciudad Blanca, alrededor de 40 toneladas de papa, yuca, maíz, mandarinas, guineo, plátano, arroz, fríjol, naranjas, aguacate, entre otros productos agrícolas, para luego organizarlo y facilitar así la entrega.

“Empezamos desde el lunes a reunir la comida, que es el producto de la cosecha de los nueve pueblos nativos caucanos. Llegó comida desde Miranda, Corinto y Santander, que es la zona norte; como de las áreas centro, oriente y sur, que son los municipios de Totoró, San Sebastián, Sotará. Primero reunimos toda la comida y después empezamos a empacarla en mercados para facilitar la entrega”, dijo Jeferson González, líder nativo de Paletará que ayudó en la actividad.

Mientras se adelantó la organización de los mercados, uno por uno por parte de los integrantes de las diferentes etnias en los dos días, otros se dieron a la tarea a ubicar a las familias vulnerables de Popayán, en especial aquellas asentadas en los sectores periféricos o populares.

Al final, detectaron a cinco mil hogares, que en estos momentos tienen dificultades para acceder a la comida porque están integrados por personas que laboraban en la informalidad o en actividades que generan ingresos diarios, las mismos que no se dan en estos momentos de aislamiento social.

“Antes que el gobierno decretara la emergencia sanitaria por ese virus, los pueblos indígenas estábamos ya en minga para enfrentar la crisis, nuestros médicos tradicionales, con su sabiduría nos habían indicado que debíamos cuidar la salud y a la madre tierra, para que esta última fuera cultivada para el beneficio de todos, entonces ahora se da este resultado, la comida, no solo para nosotros, sino para todos los hermanos colombianos”, indicó Ferley Quintero, líder político del Consejo Regional Indígena del Cauca, Cric, organización que está detrás del gigantesco programa de seguridad alimentaria.

Por ellos, los indígenas que protagonizan duros enfrentamientos con la fuerza pública en la Panamericana, para pedir más atención a sus comunidades por parte del Gobierno, ahora manifiestan que esos logros de sus luchas son para negros, blancos, mestizos, campesinos. “Nuestras conquistas son para todos los colombianos”, dicen los comuneros.

De ahí que alrededor de 200 indígenas empacaron los mercados en bolsas plásticas con el mensaje de ‘minga de la comida’. Luego, los reunieron en los pasillos de su universidad para después, entre todos, llenar una chiva,  dos camiones y más de siete camionetas con esta comida para después entregarla en diferentes recorridos por la ciudad, al son del himno de la guardia indígena y el mensaje que ellos, “como pueblo, no son atenidos”.

“Esta es una minga hacia afuera, luego de luchar por cultivar en nuestras tierras, muestra clara que si producimos en los resguardos y con un sentido social muy amplio, el cual nos permite dar una respuesta en medio de esta emergencia sanitaria, con mucha más contundencia. Y es que fuimos los primeros en presentarles a las autoridades un plan de contingencia por la inminente llegada del Covid-19”, agregó Ferley Quintero.

No les importó el fuerte sol, ni lo dispendioso que fue elaborar cada ayuda, ni lo fatigante que resultó cargar los vehículos, menos enfrentar las medidas que las autoridades sanitarias impusieron en Popayán. Su meta, ser más contundentes y ágiles a la hora de ayudar a las comunidades, se cumplió.

Ellos, nativos, indígenas o comuneros llegaron a más de cuarenta barrios payaneses con comida para apoyar a esas familias que no se acostarán con hambre.