Fundarca: un patrimonio folclórico y cultural del Cauca

Las artes siguen siendo la cenicienta de un Estado indolente sin compromiso con el desarrollo integral del ser.

Por: Grace Patricia Gallego

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CRÓNISTA

Los folcloristas apasionados por la danza, trasmiten esa certeza de que ella, – la danza – es una opción de vida, y que es posible crear espacios para muchos, a través de la disciplina, la constancia y la perseverancia. / Diego Tobar – El Nuevo Liberal.

Las recias manos, curtidas al sol y al agua, endurecidas por las largas faenas del campo, – las manos de un labrador – unido por amor y matrimonio, con una mujer sencilla y afable, construyeron su vida en torno al fogón de leña, alrededor del cual, se cocinaron los sueños e ilusiones de sus hijos, que en espirales de humo les permitió volar, y construir el mundo que querían.

Humildes campesinos, con el espíritu del cóndor, a su pequeño hijo, a quien el ritmo hacía parte de su sentir íntimo, profundo, le movían los pies el son de las notas de pasillos y bambucos, guabinas y currulaos, el ritmo lo llevaba en la sangre, sus primeros instrumentos los tarros y palos de su entorno y una que otra tapa de las ollas de la cocina de su madre, formaron el primer acompañamiento rítmico de sus pies.

Animó a sus hermanos para que le acompañaran en lo que pareció una locura juvenil, montó coreografías, invitó a sus amigos de entonces a participar, poco a poco le fue dando forma a su agrupación de danzas. Era impropio para los que hacían parte de su grupo no seguir la línea de sus padres y abuelos, de ser agricultores. Puesto que la tierra les había dado todo, difícil tarea para adolescentes campesinos de la vereda El Hogar del Corregimiento de Tunía, tomar una nueva ruta.

Albeiro Calambás, ha sido un inspirador de sus gentes, de sus hermanos y ahora de sus hijos, quienes hacen parte del elenco de artistas, ha pasado por todas las dificultades que conlleva hacer cosas distintas, sobre todo, cuando se dedica la vida misma a la cultura, a ser inspiración de niños y jóvenes, para que hagan parte de la organización de danzas folclóricas más importantes del departamento del Cauca, y sin lugar a dudas, una de las más sólidas agrupaciones del país.

Al ver sus actuaciones y contemplar en sus rostros y vestuarios, la alegría y el convencimiento de lo que hacen, confirmo que son verdaderos profesionales, – folcloristas – apasionados por la danza, trasmiten esa certeza de que ella, – la danza – es una opción de vida, y que es posible crear espacios para muchos, a través de la disciplina, la constancia y la perseverancia. Al apreciar su arte, creo estar viendo las danzas de Sonia Osorio, una leyenda colombiana, e igual que esa importante agrupación, aspiro a ver a FUNDARCA en los mejores escenarios del mundo.

FUNDARCA, una fundación para el bien de todos, es una organización que funciona sin el apoyo de Estado, pues a pesar de encontrarnos en el inicio del siglo XXI, las artes siguen siendo la cenicienta de un Estado indolente sin compromiso con el desarrollo integral del ser.

¡Felicitaciones FUNDARCA, en sus 23 años de desarrollo cultural en el Cauca y el país!