Estanco quedó en las puras cenizas

Los bomberos, a la hora de atender esta emergencia, se enfrentaron con la dificultad de varios hidrantes averiados por obras civiles adelantadas en el sector por parte de empresas públicas de servicios. / Fotos Francisco Calderón – El Nuevo Liberal

Los comerciantes y propietarios de restaurantes, ubicados sobre la calle octava entre carreras quinta y sexta, comenzaban sus labores cotidianas en este sector, cuando alguien alertó sobre una gran llamarada que salía del techo de un estanco. Eran aproximadamente las 8:15 de la mañana.

Si dudarlo, se comunicaron con los bomberos. Por eso al lugar arribó un grupo de socorristas en una máquina extintora. Se encontraron que el fuego provenía desde el interior, de ahí que se dieron a la tarea de derribar la cortina metálica de la entrada, pero lo que se encontraron fue un gran obstáculo, en su afán de atacar las llamas de frente, por eso la necesidad de ingresar al establecimiento por esta parte.

“Primero estaba la cortina metálica, luego una reja, por eso la dificultad para ingresar al estanco, se recurrió a varias herramientas para quitar los candados y demás elementos que sujetaban los accesos, mientras se hacía esto, otras unidades atacaron el fuego, lanzándole agua a presión”, explicaron los bomberos que ayer participaron en las labores para contrarrestar esta emergencia.

Pasaron alrededor de 30 minutos, y al ver que las llamas no mermaban, los primeros bomberos pidieron apoyo, por eso al sitio arribaron 33 integrantes de esta entidad de socorro más, en otra máquina extintora y vehículos especializados. También llegaron ambulancias. Luego más policías.

Luego de evacuar el sitio, y de retirar motocicletas y automóviles, los bomberos se dedicaron atacar el corazón del incendio, tras lograr el ingreso al estanco. Luego procedieron a la refrigeración de las paredes, con el fin de evitar que las personas terminaran con quemaduras si ingresaban a los locales vecinos.

“Se dañaron tres refrigeradores y el lote de licor que estaba a la venta, el cual tenía un valor cercano a los 25 millones de pesos, además quedaron reducidas a cenizas estanterías, computadores, mesas, es decir, todo un capital de trabajo forjado con el esfuerzo y la dedicación”, dijo la propietaria del estanco, una joven universitaria quien pidió mantenerse en el anonimato.

Los bomberos y la propietaria lucharon por más de 25 minutos para facilitar el acceso al establecimiento, al final las llamas acabaron con todo.