Enfrentamiento inminente

FERNANDO SANTACRUZ CAICEDO

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El Departamento del Cauca tiene una superficie de 30.495 Km2. El cuadro de tenencia de la propiedad territorial es el siguiente: 18%, bajo la forma de propiedad común, les corresponde a 84 resguardos indígenas y 20% a las comunidades afros; 14% a medianos y pequeños propietarios; y 48% a los latifundistas. La distribución por pisos térmicos es: cálido, 34.5%; medio, 35.6%; frío, 19.7%; y, páramo, 10.2%.

Durante los años 70, 80 y 90, los propietarios timoratos, coaccionados por las “recuperaciones” adelantadas por los indígenas, vendieron sus tierras a los narcotraficantes. Concurrentemente, los ingenios azucareros compraron las tierras de las comunidades negras, deviniéndolas asalariadas. El 95% de los municipios caucanos -40- tienen un promedio de Necesidades Básicas Insatisfechas del 65%. Las condiciones de miseria crónica imperantes en el departamento forzaron a indígenas, afros y campesinos pobres, como único medio de subsistencia, a cultivar marihuana -supera el 50% de la producción nacional-, coca -tercer cultivador colombiano- y amapola.

Es innegable que las comunidades indígenas del Cauca tienen tierras y que, por la presión de sus luchas, han obtenido del Estado algunas hectáreas más, aunque insuficientes para satisfacer sus necesidades y “Planes de Vida”. El problema radica en que son tierras con vocación forestal y, por ello, con serias limitaciones para desarrollar actividades productivas.

Aclaremos escuetamente el asunto: las comunidades indígenas del norte del Cauca reclaman 169 mil hectáreas para sus quehaceres económicos; las tierras utilizadas por la agroindustria azucarera abarcan 58 mil hectáreas; la tierra fértil del Departamento es escasa, pues los bosques naturales cubren más del 50% de la superficie. No existe capital, ni iniciativa empresarial, ni crédito suficiente, ni investigación aplicada, ni divulgación técnica y científica, ni una clase social que modernice el campo, ni una fuerza política que adelante las transformaciones sustanciales del agro. Ergo, es imperativo abordar la cuestión desde nuevas perspectivas factibles: por cuanto ampliar la extensión superficiaria para dotar con tierras a las comunidades indígenas constituye un imposible categórico físico, financiero y político, el gobierno nacional está obligado a coadyuvarles para que inviertan en sus tierras a fin de hacerlas productivas, mediante créditos blandos, asistencia científico-técnica, vías, riego, avenamiento, mercadeo, educación, vivienda, salud, servicios públicos, etc., beneficiando a las comunidades y al conjunto social. La Minga Indígena de 2019 dejó lecciones indelebles: i- su sistema asambleario para tomar decisiones colectivas las fortalece como minorías étnicas -democracia directa- y, concomitantemente, las debilita ante los intereses de la mayoría nacional; ii- la minga político-social puede oponerse o armonizarse con la minga político-ideológica; iii- el gobierno nacional debe cumplir ineludiblemente con los acuerdos pactados; iv- los problemas de las etnias minoritarias no se resuelven exclusivamente con tierra; y, v- la forma principal de lucha no puede reducirse excluyentemente a bloquear la vía Panamericana, en apariencia la única eficaz.




En toda sociedad concreta hay procesos de acción-reacción entre los grupos antagónicos. En pleno apogeo de la Minga, y sin ideas para doblegar su vigor ni desbloquear la Panamericana, desde el alto gobierno civil y militar, los gremios de la producción, el transporte y el comercio nacional e internacional, y los concejales del Centro antiDemocrático en Popayán, se urdió la trama para hostilizar de diversas formas a los mingueros y atacar sus instalaciones, utilizando lumpen, azuzado bajo la falacia de que “los indios son los responsables de la situación del Cauca”. El medicamento: ¡represión, judicialización y sabotaje! Hoy se conoce la formación y consolidación de grupos paramilitares en el Cauca, patrocinados por las fuerzas antes mencionadas, para prevenir y enfrentar violentamente la próxima Minga. ¡El enfrentamiento es inminente, está cantado!