Encapuchados

08:17 am 23-noviembre

RODRIGO VALENCIA Q.

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Encapuchados, manera repudiable como algunos oscuros y extremistas personajes tratan de deslegitimar los justos reclamos de la protesta social. Pero no los logran deslegitimar; porque es obvio que el vandalismo, totalmente ajeno a los propósitos que busca un paro desde su orilla pacífica, es sólo la mala fe de quienes, desde su bandidaje, intolerancia y flancos violentos, aprovechan sus máscaras para violentar respuestas de bajo mundo, incoherentes y de doloroso impacto en la comunidad, golpes bajos repudiables que ninguna buena voluntad puede aceptar dentro del marco de la legalidad civilizada.

Pero un país que enmascara sus acciones con falsas promesas, engaños, expectativas y discursos marrulleros, que sólo apunta a la dilación de un estatus quo cuyo verdadero rostro es la injusticia, la desigualdad social y económica, el abandono de la educación, cultura, salud y el bienestar general del ciudadano común… desnaturalización y deshumanización de la política y administración pública en provecho de unos pocos, y en donde el vandalaje se ha infiltrado como peste en el manejo de la cosa pública, la realidad la ocultan las máscaras de la oficialidad, las capuchas que esconden los malos manejos y privilegios de los pésimos gobiernos que bajo la capucha de «democracia» han legitimado la trampa, el privilegio y aprovechamiento propio en detrimento del bien general, y este vandalismo entronizado en el poder sólo puede rebotar en hechos y brotes aislados como los sucedidos en la marcha proyectada con otros designios.

O sea, al vandalismo del poder responde como consecuencia un vandalismo amparado en otro tipo de pillaje y desnaturalización de las protestas sociales legítimas.

Pésima realidad, cuyos falsos rostros se reflejan mutuamente al infinito en la agresión a los derechos que nunca se han podido instaurar para poder hablar de un país limpio, justo, verdaderamente democrático, sin máscara, capucha ni máculas en la faz de la nación.

RVQ