El talante conservador del pueblo colombiano

ROBERTO RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ

Profesor Universidad del Cauca

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Sé que la ley reconoce como “partidos políticos” a muchas agrupaciones con diferentes banderas, colores y dirigencias, pero soy de los que creen que en Colombia “solo existe un partido político real”, el de las élites en el poder, por supuesto perteneciente a la llamada derecha política.

Creo que existen entre nosotros varias derechas, que son como grupos que creen o sostienen las tradicionales formas de concebir el Estado, la Democracia, la Sociedad, y las acciones políticas pero sin cambios. Son como una familia en la que cada uno de los hermanos es algo distinto.

Para los colombianos deben ser funcionales a estas visiones el derecho, la justicia, las autoridades, el modelo agroexportador impuesto, los macroproyectos, los meganegocios, las inversiones nacionales e internacionales. Se trata de visiones pro-norteamericanas, neoliberales, discriminadoras, machistas y religiosas, entre otras características.

Hay una derecha política tradicional, conservadora, católica, que plantea el mantenimiento de los costumbrismos que las historias oficiales han sacralizado; que defienden fanáticamente la religiosidad eclesiástica (no la popular), y hacen reverencia a apellidos y riquezas.

Hay otra derecha política tecno-juridicista, aparentemente imparcial, que se reclama como “democrática”, que a veces negocia algunas reformas intrascendentes, y que plantea (teóricamente) el respeto incondicional a las normas vigentes, al principio de autoridad y a los procesos electorales.

Hay otra derecha política salvaje, paramilitar, mafiosa, armada, que plantea el impulso a los negocios legales e ilegales, a las luchas contra las insurgencias y las protestas sociales, y que pretenden la reorganización del país a partir  de la apropiación de las instituciones y recursos en las regiones.

Hay otra derecha política fascista, oligárquica, fundamentalista, que –a falta de credo ideológico y de un líder fuerte- plantea el disciplinamiento (por la fuerza) de los habitantes de nuestras comunidades impulsando unos valores patrioteristas, antiliberales, anticomunistas, y que –antes que todo- garanticen la seguridad de sus élites, incluso por encima de los seres humanos. Defienden a los inversionistas que comparten sus pensamientos y visiones, y que han apoyado a sus agresivos militantes.

Hay otros grupos que podrían pensarse como de derecha política, que no plantean nada más allá de perseguir ocupar cargos en la burocracia estatal, pensando que es su derecho jubilarse sin aportar nada novedoso a la sociedad, recurriendo al simple paso del tiempo. (“Más contento que conservador con puesto”, diría mi Maestro).

No sirve de mucho autodenominarse liberal o progresista o de izquierda, si tiene uno un pensamiento y unas prácticas pertenecientes a las visiones de la derecha política, que significan continuidad, más de lo mismo, así cambien las caras de elegidos y funcionarios.

Usted, como colombiano, ¿a cuál de estas derechas pertenece consciente o inconscientemente, y cuáles de los muchos candidatos de derecha cree que llegarán al Congreso Nacional o que gobernará a Colombia?