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    El mundo instantáneo

    ORIANA MENDOZA VIDAL

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    Alguna vez hemos escuchado decir: “esto va más rápido”, “es como si el reloj corriera más deprisa”… nos volvemos inmediatistas, queremos ver resultados cuanto antes, de las medidas que tomamos a nivel empresarial e incluso personal, cambiar hábitos no se da de la noche a la mañana y algunos procesos empresariales se toman su tiempo, poco o mucho, cada situación es particular, lo importante es tener claro el norte y los aspectos por mejorar para comenzar dicho proceso con voluntad y decisión.

    Las tendencias actuales nos llevan a vivir cada vez más acelerados, lo vemos en la alimentación, cuyas grandes empresas posicionan en el mercado con éxito productos casi que instantáneos, como carnes precocidas, sopas de microondas, pastas preparadas, pizzas congeladas listas para consumir, en fin, todo tiende a simplificarse en pasos y en tiempos, cayendo en la ilusión de que todo en el ámbito empresarial es así y perdemos la visión de largo plazo.

    Con esta cultura cortoplacista que nos envuelve, retenemos la capacidad de decantar procesos necesarios para obtener resultados estables y duraderos en la cultura empresarial. En la misión de liderar al talento humano de una empresa, el gerente cumple actividades como consolidar la visión empresarial, establecer un sistema de comunicaciones, una escala para la toma de decisiones, lo que se traduce en la “cultura de trabajo”, es decir, se crea una forma única de hacer las cosas.

    ¿Por qué es tan importante que el líder establezca su visión empresarial? En primer lugar, es vital que el emprendedor o empresario armonice sus objetivos personales con los objetivos organizacionales, es decir, que se pregunte con toda sinceridad ¿para qué quiere tener una empresa, y cómo se visualiza dentro de su empresa en 3 o 5 años, en otras palabras, se ve como el gerente general?, ¿el gerente de mercadeo? ¿el desarrollador de nuevos productos? ¿vendiendo la empresa y empezando otra?, etc. Es definitivo conocer las intenciones del dueño de la empresa, porque desde esa proyección se despliegan objetivos, estrategias, indicadores, que se irán haciendo realidad año tras año hasta alcanzar la visión deseada, a través de la utilización de un conjunto de medios y recursos.

    Una vez establecida la visión empresarial, es necesario comunicarla a todo el equipo de trabajo de manera clara y sencilla, dando a los colaboradores motivaciones para desempeñar su trabajo, sería marcar la diferencia entre hacer actividades diarias por que sí, y saber que cada actividad es ficha de un engranaje general más grande.

    En definitiva, la visión pone nuestro mundo en perspectiva, la cual nos permite pensar en el largo plazo, a través de ejercicios de planificación, tal como hablamos en ocasiones pasadas, con metas y actividades claras y, definidas en un cronograma de trabajo. No obstante, para que la estrategia de largo plazo rinda frutos, existen cambios estructurales relacionados con el ser y la cultura de trabajo, que es única para cada organización y que requieren de un tiempo prudencial para su maduración o transformación y que, al forzarlos, lo que obtenemos es desmotivación e hipocresías.

    La reflexión final hace un llamado al reconocimiento de la importante tarea que cumple el líder empresarial en la conformación y empoderamiento de su equipo de trabajo para obtener los resultados esperados en términos empresariales, al igual que en el ámbito personal, lo cual solo se alcanza cuando se tejen lazos de confianza, a través de un dialogo franco en las interrelaciones personales, generando ambientes que permitan comunicar, tanto los aciertos como los errores, para que entre todos, se busquen soluciones a las vicisitudes del devenir empresarial, dando tiempo para el cambio de cultura, pero evidenciando pequeños avances que al final sumados, logran un verdadero y consistente cambio en la cultura empresarial y personal de todo el equipo de trabajo, pero si el líder empresarial no da tiempo a estas trasformaciones se sentirá frustrado y tendrá la tentación de desistir o frenar los cambios, provocando retrocesos. Así que paciencia, más temprano que tarde cosecharemos grandes frutos y veremos los resultados que tanto esperamos.