El león del Cauca

FERNANDO SANTACRUZ CAICEDO

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Nació el 15 de abril de 1856 en Dolores -La Horqueta-, hoy Rosas -Cauca-, municipio que tomó su apellido para honrar su recuerdo. Se llamó Avelino Rosas Córdoba. Su época estuvo signada por las guerras surgidas entre los ideales libertarios y los autoritarios, por la inestabilidad política.

Su arrojo y valentía lo mitificaron en la memoria colectiva. Muy joven participó en las conspiraciones que ajusticiaron en 1872 al presidente del Perú, José Balta, y, en 1875, al teócrata ecuatoriano Gabriel García.

Luchó en las filas liberales de Aquileo Parra en la guerra civil colombiana de 1876-77 y combatió en la batalla de Los Chancos y en la toma de Manizales, donde fueron derrotadas las huestes conservadoras. En 1879 fungió de sargento mayor de la Guardia Colombiana, comandada por Eliseo Payán, y derrotó a Modesto Garcés presidente del Estado del Cauca.

Nombrado teniente coronel, fue elegido al Congreso Seccional. Combatió bajo las banderas radicales en la guerra civil de 1884-85, alzadas contra el presidente Rafael Núñez. Vencido, se trasladó a Bogotá en 1887 y asumió la presidencia de la Junta del Partido Liberal Colombiano. Fraguó un complot para derrocar a Núñez, huérfano de la colaboración de los figurones del Olimpo Radical.

Se exilió en Venezuela. En 1892 intervino en el derrocamiento del general Raimundo Andueza, reemplazado por el general liberal Joaquín Crespo, quien negó a Rosas la ayuda que solicitaba. Protestó con en el escrito “Por la honra militar”. Fue arrestado, encarcelado y expulsado del país.

En 1893 se estableció en Curazao. Sostuvo copiosa correspondencia con Eloy Alfaro y otros radicales con quienes creó la “Internacional Liberal”, cuyo propósito era apoyar la independencia de Cuba e instaurar gobiernos liberales en Perú, Ecuador, Colombia y México.

En 1895 estalló una insurrección contra el gobierno conservador de Miguel Antonio Caro, la cual fue sofocada. La cúpula militar marginó a Rosas en dicha intentona y, desde Trinidad, escribió el libelo “Diez años de Regeneración”, donde responsabilizó a la oligarquía radical de traicionar los ideales libertarios. El mismo año aceptó la invitación del general cubano Antonio Maceo para integrarse al Ejército Libertador Mambí, con el grado de brigadier general. Nombrado por el general Máximo Gómez como jefe de la brigada de Infantería de Camagüey, combatió victoriosamente en Las Villas, Sancti Spiritus, Matanzas y La Habana. “Su astucia y su arrojo le valieron el apelativo del León del Cauca”. Ascendido en 1897 a General de División de Matanzas, en 1898 guerreó en Santiago contra el primer gobierno yanqui en Cuba”.

Disuelto el Ejército Libertador, retornó a Colombia, persuadido de que “Cuba está perdida para siempre”.



Ingresó a Colombia por el río Meta. En Támara -Casanare-, imprimió el “Código de Maceo”, manual sobre la guerra de guerrillas que consideró como el único medio eficaz para derrotar al ejercito del régimen conservador. “Fue el primero en concebir la idea estratégica revolucionaria de que con quinientas guerrillas de 100 hombres podría dispersar, dividir y derrotar separadamente al ejército del gobierno”. En la guerra de los mil días, entre 1899 y 1902, junto a Benjamín Herrera, conformó el Estado Mayor de las fuerzas liberales. Triunfó en Medina -Cundinamarca-, San Martín, La Uribe, Villavicencio y Colombia -Huila-. Derrotado en Matamundo -Neiva-, encabezó una marcha de cientos de familias y combatientes hasta Lérida -Tolima-. Separado del grupo, traspasó la cordillera central y en Santa Rosa de Cabal fue arrestado y conducido a Buga de donde escapó en una fuga de prisioneros de guerra.

En Quito, Benjamín Herrera con el apoyo de Eloy Alfaro, presidente de Ecuador, le encomendó organizar un ejército de colombianos para irrumpir en Colombia por el sur. El 19 de septiembre de 1901, al mando de 700 liberales, en Puerres -Nariño-, fue superado por 4.000 soldados gobiernistas, herido en una pierna, capturado, asesinado alevemente junto a su secretario José María Caicedo, su cadáver vejado y expuesto al escarnio en la plaza pública.

Según historiadores militares, Avelino Rosas fue el “mayor talento militar nacido en Colombia durante la era republicana”. Conforme a otros historiógrafos, “Sobre la memoria del general Avelino Rosas permanece una nube de olvido tendida por quienes le temieron o le odiaron: los conservadores que fueron el blanco principal de su acción; los jerarcas de la iglesia que arrojaron contra él turbas fanatizadas; sus copartidarios liberales repetidamente frustrados en conspiraciones de salón; los militares celosos de su pericia y de los laureles que cosechó en el exterior”. “El pedestal de la gloria, construido con valor, arrojo, sacrificio, dolor y sangre por Avelino Rosas, no puede seguir siendo ignorado por los liberales que desde el poder desconocen los dictámenes de la historia”.