El cuarto poder aquí

FERNANDO JOSÉ SÁNCHEZ PARDOFERNANDO JOSÉ SÁNCHEZ PARDO

[email protected]

Pasadas varias semanas de episodios, del cuarto poder, como la caída del Defensor del Pueblo, por cierto que al toparse, hoy, con Otálora se dudaría en estirarle la mano dada la fotico palpando sus inquietudes e inspiradas, ellas, por su muy privada secretaria; masa -esa- que fue el boomerang del hecho que llevó al retiro pedido a gritos. Escándalo que salpicó, tangencialmente -por la prensa insaciable-, a un distinguido coterráneo.

Dicen los medios que un candidato opcionado a Defensor es de la casa Negret Mosquera; Carlos Alfonso, hoy Secretario de la U Santista. Que le vote esa Cámara de Representantes. Él conoce a sus electores por su devenir administrativo -como enlace de Bienestar Familiar, años atrás- y político -especialmente en la U-. Ya le llegarán los bultos de hojas de vida, para defensores locales, no solo de los parlamentarios; también de los muchos amigos con que cuenta su casa. Podrá desde allí, fuera de ejercer con lujo de competencia sus funciones, tender la mano a varios.

Luego fueron vencidos por ese cuarto poder, el Viceministro Ferro, el general Palomino, la misma Vicky Dávila y en algo el capitán Ángelo Palacios que cayeron dentro del poder avasallador de los medios. Los tres primeros están por fuera de los trabajos que desempeñaban. El último cuestionado, con una investigación por un posible autosecuestro y más temprano que tarde oiremos su llamado a calificar servicios.

Ferro con una carga familiar aterradora, ¿cómo podrá mirar a sus hijos a los ojos?. Palomino, investigado por corrupción, seguimientos y tangencialmente por la comunidad del anillo (homosexualismo en la Policía). Por cierto que el cuerpo de generales policiales, le hizo el reconocimiento, a su salida -ya él en Everfit-, que presencié por coincidencia. Un interrogante allí, para ese cuarto poder de los Julitos, Camilas y etc., por qué se fue días antes de Palomino, la segunda al mando (Z2), la general Luz Marina Bustos, hoy de civil en las calles bogotanas.

Y ahogada por ir más allá de ese límite tan difícil de precisar entre lo público y noticioso y lo privado e íntimo, Vicky Dávila, que se fue afirmando que desde el Palacio Presidencial le pidieron a los Ardila su cabeza. Claro que la reemplazó -Hassan Nassar- más afín a ideas uribistas que santistas.

El Coronell y el Julio de hoy (con su jauría insaciable); el Samper Pizano de ayer, Daniel no el bojote; el “Klim” de antier; el Rendón del pasado -con su caricatura- y muchos más, en lo nacional, otros en lo regional y local, siguen teniendo ese cuarto poder arrodillador que tumba, inclina, genuflexa y crucifica. A veces con razón y muchas sin ella. A veces producto del noble ejercicio periodístico pero otras simplemente por interés personal y/o comercial. ¿Cómo establecer un justo equilibrio?. Difícil, todos tienen y tenemos intereses, amores y desamores.