Editorial: Que diciembre, sea diciembre
Diría aquella conocida canción, que llegó diciembre con su alegría, mes de parranda y animación. Una época esperada por muchos para celebrar amistades, amores, triunfos y para sacar lo mejor de sí para los demás, a través de un detalle, un regalo o una simple palabra de afecto. No obstante, y aunque el ambiente de final de año se vuelve propicio para los momentos de esperanza, optimismo y sentimientos fraternos con propios y extraños, la temporada decembrina también trae consigo otro tipo de situaciones y eventualidades negativas, y que infortunadamente nunca han de faltar. Una de ellas es el uso de la pólvora, particularmente por parte de niños y adolescentes.
Infortunadamente, el llamado día de las velitas día icónico que le da la bienvenida a las fechas especiales de fin de año, resultó ser trágico para 11 familias caucanas, de las cuales 4 eran Popayán, donde algunos de sus miembros resultó lesionado por la pólvora. Es lamentable que pese a la prohibición, en diciembre pulula la pólvora y los juegos pirotécnicos, así como también la emoción que genera escuchar el estruendo de los voladores en la noche del 31, cuando están a punto de dar las 12.
Sin embargo, y precisamente por el peligro que representa que cualquier menor de edad y quien por razones obvias no tiene idea, ni está en condiciones de manipular un elemento explosivo, las autoridades año tras año prohíben la venta de la misma, aunque aquello en la mayoría de veces termina siendo un saludo a la bandera, pues las cifras de niños quemados siempre están allí en todo el país.
Otro de los factores que infortunadamente opacan la época navideña, es justamente el descontrol por el consumo desmesurado de licor, y que se convierte en el desencadenante de otro tipo de situaciones, como los accidentes automovilísticos, las riñas, y los homicidios. Nunca falta el típico borracho en las populares fiestas de fin de año, y quien en medio de su terquedad y agresividad producida por los efectos del alcohol, termina ocasionando problemas de todo tipo, como los tristemente recordados disparos al aire.
Finalmente, y a otro de los asuntos a los que el colombiano y en especial el payanés debe saber hacerle frente, es al tema de la delincuencia, especialmente los robos, pues el mes de diciembre se convierte en el “agosto” de los amigos de lo ajeno, quienes aprovechan primas navideñas, alboroto, novenas y casas solas por motivo de vacaciones, para hacer de las suyas, atracar, robar y despojar a quienes con esfuerzo y trabajo, han logrado sumar unos pesos con el fin de celebrar la pascua y la noche buena.
Además de alertar y recordar sobre aquellas cosas que pueden aguarle la fiesta a más de uno, y prevenir sobre las mismas, hoy corridos cinco días del último mes del año, esperamos desde ya, que este diciembre pase en completo orden y calma. A nuestros lectores queremos sugerirles que si van a manejar no tomen y si van a salir a realizar compras, procuren no llevar niños, ni cargar grandes sumas de dinero en efectivo. No le hagan fácil el trabajo al ladrón, y por nada del mundo permitan que su hijos, nietos o sobrinos, manipulen ninguna clase de juego pirotécnico, por inofensivo que parezca.
¡Feliz resto de diciembre para todos!
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