Editorial: La seguridad ciudadana, asunto de todos

En los últimos días hemos visto a través de redes sociales, una serie de videos que ponen en alerta, tanto a ciudadanía como autoridades municipales respecto a la seguridad ciudadana en la capital caucana. Lo más triste es que este tipo de acciones delincuenciales se repiten constantemente en diversos puntos de Popayán, pero muchos terminan en el anonimato ya que no quedan registrados en equipos tecnológicos y simplemente quedan solo en los recuerdos de quienes sufren los asaltos.

Uno de los materiales audiovisuales fue grabado en el sur de la ciudad, en el sector donde confluyen barrios como El Empedrado, Santa Inés y Moscopán. En él se observa como un hombre motorizado le arrebata el bolso a una inerme mujer quien es arrastrada por el maleante.

El otro, es un asalto a una peluquería en el barrio Las Américas, donde los maleantes violentan las entradas del negocio en horas de la madrugada y se apoderan de elementos de valor propios dela razón social del local comercial.

Situaciones de este tipo han despertado el malestar ciudadano que pide a gritos mayor presencia policial en las calles de la ciudad. Se asegura desde el corazón de los barrios afectados, que los maleantes andan como ‘pedro por su casa’ en motocicletas, rondando y acechando a sus futuras víctimas y a las que atacan a plena luz del día.

Así que la petición ciudadana es a que se incrementen los puestos de control en puntos determinados y sin aviso alguno a fin de prevenir asaltos motorizados en calles de la ciudad. La idea es ubicar a los delincuentes antes que cometan las fechorías.

Igualmente es una necesidad actualizar el sistema de vigilancia de la Policía Metropolitana para de esta forma amedrentar a la delincuencia callejera. Sería importante restablecer todos los ‘ojos’ electrónicos a lo largo y ancho de la ciudad para así mejorar la vigilancia de las autoridades policiales.




Bajo todos estos argumentos, es menester también exigirle a la fuerza pública que mantenga la presión con contundencia, a las organizaciones delincuenciales que operan en la ciudad, pero especialmente, no puede descuidarse en esas zonas anteriormente mencionadas, en donde es conocido, están los mayores problemas de inseguridad.

Lo cierto es que la gente se siente desprotegida y desconfía mayoritariamente de las autoridades encargadas de proteger su vida y sus bienes. Y lo anterior porque hoy en día sancionar a un delincuente se ha convertido en un procedimiento engorroso y la comunidad se siente frustrada cuando ve que los jueces dejan libre a un antisocial capturado con gran esfuerzo por la policía, por un asunto de mero procedimiento, aunque muchas veces han sido capturados en flagrancia.

La gente desea fervientemente éxitos en el restablecimiento de la seguridad ciudadana, evidentemente, creemos que es una ardua labor y es normal que generen discrepancias, críticas y señalamientos, pero al fin y al cabo, con sensatez y ponderación se tratará de buscar soluciones a los graves problemas que se afronta, en vez, de tener objeciones estrechas que nada tienen que ver con las angustias y los anhelos de la sociedad.

Los atracadores están al acecho y en cualquier momento nos pueden sorprender, como le pasó a la señora que iba para su trabajo y que fue arrastrada por el maleante. ¿Cómo ayudamos a las autoridades a que los capturen? Ese es el deber ser del buen ciudadano. La seguridad y la confianza deben ir unidas y nos debe comprometer a todos, tanto a dirigentes políticos como a los ciudadanos.