Editorial: ¿La culpa es del semáforo?

A comienzo de la semana que termina, un accidente de tránsito registrado en el semáforo recientemente ubicado en inmediaciones de la Piedra Norte, generó toda clase de comentarios en redes sociales.

En el siniestro, un motociclista golpeó la parte trasera de un automóvil que esperaba el cambio de luces para avanzar sobre la autopista. Las versiones son confusas ya que una indica que el conductor del carro frenó intempestivamente mientras que otra señala a la alta velocidad con la que viajaba el motociclista como la causa del choque.

Independientemente de la causa real que produjo esta colisión, que afortunadamente no produjo lesiones de consideración entre las personas involucradas y que hace parte de los 6 o 7 accidentes de tránsito que se producen en la ciudad diariamente, tenemos que decir que la reacción de algunas personas sobre las señales de tránsito, dejan mucho que desear. Incluso muchos de ellos se atrevieron a decir que la colisión se había producido por la instalación de esta señal. ¡háganme el favor!

Es de anotar que el nuevo semáforo sobre la Autopista Norte en el carril que va de sur a norte, no está ubicado en ninguna intercepción; es más bien una herramienta que le bajar presión al peligroso cruce hacia la sexta ubicado a más de 200 metros. Hasta ahora, esta prueba piloto que se está aplicando solo en las llamadas horas ‘pico’, está pasando el examen y solo se ha visto opacado por el siniestro en mención ocurrido el pasado martes.




Ahora, mencionamos la cultura ciudadana hacia las señales de tránsito, porque es claro que la orden de rojo podría ser perfectamente evadible para los conductores, toda vez que la intercepción hacia la carrera 6ª está varios metros hacia el norte. Por ello tal vez la Secretaría de Tránsito tiene constantemente a un grupo de operadores que ‘repitan’ la orden de rojo con paletas de pare. En definitiva, solo los cambios de luces deberían bastar para que los conductores acaten la norma de detenerse el tiempo que el semáforo les indica. Sin embargo, aún muchos conductores siguen ignorando esta señal y tal vez por ello no se toman el trabajo de bajar su velocidad cuando se acercan al punto semaforizado. Esa entonces, podría ser la respuesta del infortunado choque de la moto con el automóvil.

Para reprochar la mala actitud de una minoría de ciudadanos que ven en esta nueva herramienta vial un enemigo para la movilidad, sin detenerse a analizar que, lo que hace la detención por rojo, es aliviar la congestión que se producía en el carril norte – sur antes de la intercepción hacia la carrera 6ª.




Lo infortunado es que esa misma actitud pareciera que la tuvieran con otro tipo de normatividad que busca mejorar los recorridos de los automotores por las hacinadas calles de nuestra capital. Nos referimos específicamente a la violación de prohibiciones de giro, a las de no parqueo, a las de subir las motos por los andenes, a las de pisar las cebras en los cruces semaforizados o al conducir a velocidades excesivas en determinados puntos de la ciudad, entre muchas otras. Es claro qué así como falta más pedagogía, falta la otra cara de la moneda: mayor autoridad para sancionar ejemplarmente y es allí donde debe incrementarse.

La solución definitiva es la conciencia ciudadana para no necesitar un policía o un operador de los que nos estamos acostumbrando a ver por varios sitios de Popayán, pero por lo pronto las sanciones drásticas frecuentes parecen ser indispensables para ayudar a crear las buenas costumbres.