Editorial: Espacio público ¿eterna problemática?
Otros cuatro años han transcurrido y el problema continúa igual: Popayán sigue siendo una ciudad desordenada, sin una orientación clara, sin querientes que la protejan.
La defensa del espacio público, por ejemplo, no se concreta y los payaneses seguimos viviendo en una ciudad hostil, agresiva, poco atractiva.
Para ejemplo, el regreso de vendedores informales en calles del centro histórico aledañas al Parque Caldas, es una muestra de la grave problemática social que vive nuestra capital donde la informalidad del empleo según el Dane, supera los estándares nacionales.
Resolver el conflicto que se presenta por la ocupación del espacio público por parte de los pequeños comerciantes, muchos de ellos que han hecho de la venta callejera su forma de vida, honrada y sufrida, quienes compiten con los vendedores, discos y películas copiadas y sin pagar los derechos de autor, con los charlatanes vendedores de ungüentos y pócimas, con los estafadores del juego de la bolita, con los vendedores de sahumerios y loterías, con los cambalacheros y vendedores de relojes baratos, los unos y falsificados los otros, con los zapateros remendones y los músicos callejeros, con los empleados de los almacenes vecinos que encuentran otra vitrina en la calle, con los vendedores de dulces y cigarrillos, con los que recorren la calles con las carretas llenas de frutas y verduras de temporada, con los oportunistas inmigrantes que pululan en las fiestas y eventos, en fin son todos ellos unos cientos de ciudadanos quienes, al ganarse la vida con el rebusque, hacen de paso, la vida imposible a sus vecinos y ocupan el espacio que no tiene dueño.
La ciudadanía reclama respeto; el comercio organizado, que paga impuestos, protesta infructuosamente; se escriben documentos, se publican estudios pero la situación sigue igual y la ciudad se deteriora día a día; las nuevas generaciones crecen en este ambiente y contribuyen, así, a prolongar el problema que nos afecta a todos.
Y eso, sin considerar las dificultades que viven los ciudadanos diariamente con los andenes o el desorden de los conductores que parquean sin control donde les parece.
Seguiremos insistiéndoles a las administraciones municipales para que les presenten a la ciudadanía, soluciones pensadas y a largo plazo sobre este problema. La violencia no es la solución; incautar los artículos a estos ciudadanos trae más violencia y resentimiento. Se deben desenmascarar a los patrocinadores de esta situación que se aprovechan de algunos y forman complicidad con otros.
Es necesario que la próxima Administración municipal invierta en soluciones para tantos ciudadanos que invaden el espacio público en una desesperada solución de rebusque como respuesta a la falta de empleo en la ciudad. A lo anterior hay que agregarle la necesidad de iniciar programas educativos, no campañas cortas, que promuevan respeto y cariño por la ciudad. Necesitamos formar ciudadanos generosos, respetuosos, solidarios con la ciudad y sus conciudadanos. Es ésta, una tarea que nuestros dirigentes deben orientar.
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