Editorial: Adiós a un complejo año 2019
El tiempo vuela y nuevamente estamos hoy frente a un 31 de diciembre. Se acaba un año difícil para los colombianos y en especial para los payaneses y caucanos, quienes vieron como la violencia sistemática se apoderaba de nuevo de vastas regiones de la geografía caucana, dándole vida a una nueva forma de guerra que socava la esperanza de reconciliación con la que se soñábamos años atrás.
Termina un 2019 lleno de sucesos inesperados en el mundo, contrariedades y sorpresas a causa de varios episodios difíciles de asimilar. La noche vieja, más allá del alboroto de la pólvora, los agüeros y las 12:00 uvas, es momento para agradecerle a Dios los favores recibidos. Generalmente a las 12:00 de la noche se realiza una oración, y se piensa en todas aquellas cosas bonitas que pasaron, que se recibieron, y en la gente que quizás ya partió de este mundo.
Lo que nos faltó, lo que hicimos bien, lo que hicimos mal, y los propósitos para el próximo año, hacen parte de las reflexiones, en donde el perdón y las excusas a quienes por algún momento hemos ofendido, no sobran. Si hay un momento para revindicar errores, es en el último día del año.
Generalmente cada fin de año las rutinas de los colombianos suelen ser las mismas. Las preocupaciones de cerrar sus actividades lo mejor posible, coinciden con aquellos deseos del año pasado que no pudieron cumplirse. Las cifras de las personas quemadas con pólvora en Colombia (van más de 340 hasta el momento), la desilusión por el aumento del salario mínimo impuesto por el gobierno central, los nuevos impuestos que esta vez vienen cargados de una dura e injusta reforma tributaria, entre otros, suelen ser los temas de la agenda nacional anualmente.
Hoy el mundo despide un año inesperado y políticamente movido. Protestas en varios lugares del mundo, incluyendo nuestro país, donde se reclama equidad social y atención estatal a la juventud en temas como la educación y el empleo, entre muchas otras peticiones que evidencian la crisis de la democracia, desconfianza en las élites políticas, rechazo a modelos económicos no incluyentes, exigencias de enfrentar a fondo la crisis climática.
El año 2020 contiene incógnitas: ¿continuará o no la protesta en las calles? ¿La imaginación colectiva se agotará o no? ¿La postura del Gobierno vencerá por cansancio o llegará a un punto ciego? En tanto, puede volverse humo lo fundamental: entender el pensamiento y la expresión de los inconformes.
Asimismo aguardamos un 2020 con nuevos mandatarios locales y regionales, a los que se les pide que gobiernen lo más equitativamente posible en favor de un verdadero desarrollo social y económico en sus entes gubernamentales y dejando a un lado las castas y los caudillismos políticos regionales. Es vital que estos nuevos gobiernos intenten hacer una causa en favor de la restitución de confianza del pueblo en sus instituciones.
Hoy EL NUEVO LIBERAL aprovecha para reiterar el agradecimiento a toda la sociedad payanesa y caucana, y a todos aquellos que han contribuido a su crecimiento a lo largo del tiempo. Que cada sueño y propósito que tengan nuestros lectores, se cumplan. El nuestro sigue siendo el mismo cada año, que nuestro trabajo periodístico siga contribuyendo con mayor ímpetu al desarrollo de nuestra región.
Desde aquí, queremos aprovechar para saludar a todos nuestros lectores y suscriptores. Agradecerles por su confianza en el diario de los payaneses y caucanos. Su apoyo constante nos obliga y alienta año tras año, a trabajar con más fuerza y valentía, en esta profesión tan dura, como lo es el periodismo.
A todo nuestro equipo humano, desde periodistas, hasta colaboradores de las distintas áreas, infinitas gracias por su excelente trabajo, sin el apoyo de ustedes EL NUEVO LIBERAL y todos sus productos periodísticos no serían lo que hoy son.
Volveremos en 2020 con más fuerza, con más gallardía, y con el compromiso de siempre, en la profesión de la que García Márquez dijera, que es el mejor oficio del mundo. Feliz año nuevo para todos, y que las penas y los momentos tristes, se queden en el olvido, y se quemen junto a los muñecos de año viejo, que retumbarán cuando falten cinco para las doce.
¡Feliz año nuevo para todos!
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