07/30/2020

El Nuevo Liberal

Haciendo ciudadanía

Editorial: Un mar de contradicciones

Por estos días, cuando la pandemia se viene agudizando, por el alto crecimiento de contagiados y muertes, debido, según los conocedores de estos fenómenos, a pesar de las medidas tomadas, las cuales no harán parte del presente análisis, a que los contagios llegarán a un punto pico, el cual está asociado a un porcentaje máximo de contagios que deben presentarse, para que la comunidad misma pueda, con la población no contagiada, generar procesos de inmunidad colectivos, que le permitan con mayor facilidad manejar el COVID-19, conviviendo con él, eso sí transitando un camino muy duro y de profundo dolor por las vidas que se van a perder, con la expectativa que aparezca una vacuna que le ponga fin a esta tragedia.

Situación que genera desesperación y zozobra, la que se agrava por el déficit de infraestructura tecnológica y humana que tenemos en salud, que existía desde mucho antes de la pandemia, en virtud de que el Sistema de Salud está sustentado más en la enfermedad que en la salud propiamente dicha. Así como la carencia de políticas que fundamenten un modelo centrado en la salud, que la privilegie, la estimule y la preserve, en el marco constitucional del derecho a la salud, tal que aliente concepciones y acciones tendientes al desarrollo de una cultura de la salud, la cual debe estar sustentada en sostenidos procesos educativos que deben asumirse en los hogares y fortalecerse en la educación inicial y básica. Igualmente, establecer como foco de atención: La familia, y no exclusiva a uno de sus integrantes cuando enferma, lo que presupone fortalecer la medicina familiar, sin desconocer las bondades de la medicina de alta tecnología para los tratamientos que se requiera.

Con este dramático panorama, el gobierno ha venido gradualmente flexibilizando el Aislamiento Preventivo Obligatorio, con más exclusiones cada vez, a fin de reactivar la economía, delegando en las autoridades regionales el manejo de las condiciones en que se debe desarrollar, lo cual suena bien, por el fuerte componente de lógica que le sustenta, generando en algunos gobiernos territoriales actitudes pasivas, adelantando sus acciones al “son” que le marque el ejecutivo central, mostrando poca capacidad de gestión, mientras que otros vienen avanzando más allá de las orientaciones generales, caso Bogotá y Medellín, los más notorios, a pesar de las desavenencias presentadas con el Presidente y altos funcionarios del Ministerio de salud, pero actuando de manera propositiva para responder por la salud de sus comunidades.

En este contexto, se dio la semana pasada un hecho que puso en evidencia la situación descrita, cuando el Alcalde de Medellín que, con visión anticipatoria, decidió, ante el drama que está viviendo su ciudad por el crecimiento de contagios y carencia de un número suficiente de intensivistas, para operar un importante número de UCI con que cuenta, solicitar a varios países que tienen fortalezas en varios aspectos para atender la emergencia, uno de ellos a Cuba por su gran talento humano, a fin de que este país disponga de una misión médica, para apoyar estos procesos en la capital antioqueña.

Lo que en otras latitudes esto podría considerarse como normal y apropiado, en nuestra polarizada patria, no dejaron de esperarse, desde el partido de gobierno, todo tipo de rechazo y descalificaciones, afirmaciones cargadas de componentes ideológicos y políticos, lo cual es ‘entendible’ porque nuestra política ha caído en lo insustancial, ya que lo fundamental no es su interés. Lo preocupante es que el Ministro de Salud salga en la TV nacional a manifestar categóricamente que “no hay necesidad de traer recursos adicionales”, refiriéndose a la acción del Alcalde de Medellín, poniéndose implícitamente al lado de quienes reaccionaron alevosamente contra la iniciativa del burgomaestre, generando mayor confusión y desconcierto, pues en reiteradas intervenciones públicas el Presidente de la República y el Ministro han acudido a la solidaridad de otros países que generosamente han manifestado su apoyo y algunos ya lo han traducido en acciones, esto quiere decir que para unas cosas sí y para otras no es importante pedir ayuda a otros países, reflejándose una profunda falta de coherencia del gobierno central, generando un inadmisible mar de contradicciones en estos momentos cruciales que estamos atravesando.

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