Editorial: Las redes sociales, amenaza latente

Las redes sociales son la tendencia cultural de mayor auge en el mundo, se han vuelto una segunda realidad, pero infortunadamente la forma como ellas se pueden usar tiene su lado perverso, pues pueden convertirse en herramienta apta para fines indignos, dañinos, aprovechando que hoy buena parte de la sociedad vive, piensa y se rige por lo que en ellas se dice y divulga.

Es claro entonces que el mundo de Internet puede ser un mundo fascinante pero igualmente riesgoso para los muchachos, lo cual hace necesario que los adultos, principalmente los padres y los maestros, los orienten y protejan.

El principal peligro al que se exponen nuestros niños y adolescentes es la privacidad, y es que nuestros hijos son más propensos a publicar información personal y fotografías, sin pensar en las consecuencias que su publicación puede traerles. Pueden ser presas fáciles de algún pedófilo, o simplemente tener el acceso a páginas prohibidas como la pornografía.

Al parecer, fue en una trampa de estas en las que cayeron Zory y Vanesa, las dos jovencitas corintianas de 14 años de edad que posiblemente le confiaron demasiada información personal e íntima, a otro adolescente pero de mayor edad, a través del Facebook. Su aventura virtual terminó en el asesinato de ambas, en un caso que causó repudio, rabia y mucha tristeza en todo el Cauca.

Los pormenores de este doble crimen no están bien establecidos aun por las autoridades. Sin embargo, es claro que las dos niñas, según se conoció previamente, habrían compartido mucho tiempo con el personaje involucrado a través dela red, quien, tras ganar su confianza, las citó personalmente el pasado 22 de enero en un punto del municipio nortecaucano para recogerlas en una moto y desaparecerlas.

Casos de este tipo, que infortunadamente no son pocos (aunque muchos no terminan con un fatal desenlace), demuestran que el escenario más útil para examinar los caminos imprevisibles que están transitando nuestros adolescentes es el ilimitado universo de internet, especialmente las redes sociales, en los que la interacción provechosa ha sido reemplazada por una comunicación alternativa, basada en la agresión, la ofensa, la calumnia y la violación sistemática del derecho a la intimidad y al buen nombre.



Por supuesto, la primera responsabilidad por la formación de los adolescentes les corresponde a los padres y a la familia, luego viene la escuela, y cada vez con mayor participación, la iglesia a la que sus padres pertenecen.

Las redes sociales en sí no son el problema, lo es la forma como se les usa y aún no se ha logrado medir a cabalidad la dimensión de su irrupción en la civilización occidental, en su cultura, en la transformación de las relaciones interpersonales.

Frente a estas nuevas amenazas, al igual que otras tantas como las redes de prostitución, trata de blancas, y los más de 480 mil pedófilos que existen en Colombia, resulta fundamental que padres de familia, maestros, y adultos que tengan a su cargo niños y adolescentes, vigilen de manera sistemática lo que consumen sus hijos en Internet, pero también se comprometan a escucharlos, a dialogar con ellos sobre sus inquietudes, y a estar pendientes de sus relaciones interpersonales. El perfil psicológico que suelen buscar los criminales de la red, son niños y adolescentes constantemente abandonados por sus padres, que permanecen solos en casa, y sobre todo, quienes desde muy temprana edad padecen de depresión, mal silencioso que ha cobrado gran cantidad de vidas en el mundo. ¿Sabe usted con quién conversa su hijo en estos momentos?