Editorial: Hay que apoyar a nuestros campesinos

A pesar de los difíciles momentos que atravesamos como país, la seguridad alimentaria se ha mantenido hasta hoy, y esto ocurre gracias al trabajo de muchos sectores, pero especialmente de nuestros campesinos.

Y para ejemplo basta con enunciar lo acaecido en las últimas horas cuando labriegos del sur del Cauca le dieron una mano a sus coterráneos residentes en la capital caucana. Se trató de una acción humanitaria de parte de campesinos de los municipios de Bolívar y Balboa, que sin dudarlos, acopiaron gran cantidad de víveres para enviárselos a sus paisanos que hoy por hoy residen en la principal ciudad caucana, sobreviviendo en el caótico tiempo de pandemia que tiene paralizada la gran urbe.

No obstante según denuncias de los propios campesinos en diferentes puntos del Cauca, en medio de la emergencia y de las necesidades que genera el aislamiento preventivo obligatorio decretado por el Gobierno, los esfuerzos presupuestales y logísticos de apoyo se han concentrado en las capitales departamentales y los municipios más grandes (y nuestro departamento no es la excepción), pero se ha dejado en el olvido a quienes viven en las zonas rurales, que, además, son quienes están produciendo y abasteciendo las plazas de mercado, tiendas y supermercados de todas las ciudades.

Esta situación merece que desde estas páginas se destaque el esfuerzo mayúsculo que están haciendo nuestros campesinos que han mantenido abastecidas las plazas de mercado de los principales centros poblados caucanos. Pero, a pesar de que con su producción los trabajadores del campo demuestran que están respondiendo a la situación que se ha creado, lamentan las pésimas condiciones de transporte en las áreas rurales del departamento, lo que dificulta que los pequeños productores puedan trasladar con mayor comodidad sus productos a los mercados de las urbes, viéndose expuestos a perderlos o a tener que venderlos a intermediarios inescrupulosos a precios que no compensan el trabajo y recursos invertidos en los mismos. Estos intermediarios comercializan los productos a precios elevados impactando negativamente en el costo de la canasta básica familiar.

El gobierno departamental y los gobiernos locales tienen la misión de atender los reclamos de los cultivadores caucanos, pues es injusto que en tiempos de tanta necesidad para todos no reciban garantías suficientes para la comercialización de sus productos o los incentivos económicos para sobrellevar esta situación. Por el contrario, se ven perjudicados por quienes están aprovechando indebidamente la emergencia.

El trabajo de nuestros campesinos es hoy una de las razones fundamentales por las que hemos podido mantener en orden las ciudades, dado que el abastecimiento de alimentos es, sencillamente, la base sobre la que se puede sostener y controlar un aislamiento tan fuerte como el que estamos cumpliendo. La laboriosidad, la nobleza y la experiencia de los cultivadores de Santander debe ser respaldada y su trabajo debe ser económicamente bien recompensado.