Editorial: Disfrute la navidad en familia
Este 24 de diciembre se celebra la Natividad del Señor. Cuenta la tradición cristiana que un día, no sabemos a ciencia cierta cuál, Dios, luego de encarnarse en el vientre virginal de María, nació en una humilde posada y fue puesto luego en una pesebrera para aprovechar su abrigo y el calor de los animales.
Se celebra un acontecimiento, más allá de una fecha, pues recordemos que el 25 de diciembre los paganos celebraban su fiesta en honor al dios Sol, y la Iglesia para desterrar esas costumbres sustituyó esa festividad por la que hoy sigue vigente en el cristianismo, la conmemoración del nacimiento de Jesucristo en Belén.
La Navidad es sin duda una de las épocas más representativas del año, en la que muchos se reúnen, más allá de la creencia religiosa, alrededor de un sentimiento de unión, de anhelos de paz, en donde los sentimientos de solidaridad salen a flote y se aprovechan para hacer muy buenas obras para quienes más las necesitan.
Este es un nuevo 24 de diciembre que se posa en el calendario. Va terminando la tradicional novena de aguinaldos, que logra agrupar a las personas en torno a un mensaje espiritual, pues más allá de las meriendas y los villancicos que alegran las nueve noches; las oraciones, los buenos deseos y el sentido de la Navidad, permiten unir en un solo sentimiento, el del amor fraterno, el de las amistades leales y sinceras, el del compañerismo entre vecinos.
En este 24 de diciembre nos abstenemos de tomar posiciones sobre sucesos regionales, nacionales e internacionales de actualidad y reflexione sobre cómo en los corazones sale a flor la fraternidad y la esperanza mientras en los niños, que son el eje de estas celebraciones, brilla en sus ojos y en sus gestos el más hermoso sentimiento de nuestra especie, la ilusión.
Las festividades navideñas son la época del año de más símbolos y celebraciones, pero debe resaltarse que ellas son más que dar y recibir regalos, más que una deliciosa cena, son días en los que la meta de cada ser humano debe ser la armonía, la comprensión, la solidaridad, el amor, la reflexión, el respeto, la serenidad, el reencontrarse y compartir con los seres amados. Son calendas en las que el propósito debe ser la fraternidad.
El centro de estas festividades son los niños y celebrar con ellos es algo mucho más profundo que poner en sus manos un regalo; es darles amor fraterno, labrar en sus sentimientos las más hermosas bases para que cuando en el mañana sean adultos, logren construir de su patria y el planeta algo mejor de lo que quienes hoy somos adultos hemos logrado edificar como sociedad.
Los niños no pueden seguir siendo solo amargas cifras y datos de informes estadísticos. En nuestro país no puede seguir habiendo niños que son agredidos en sus hogares, ni en sus lugares de estudio, ni niños que sean abusados sexualmente, ni niños explotados, ni niños desamparados, en resumen, el mejor regalo que le debemos dar a los niños no son juguetes, es amor, comprensión, tolerancia, un mañana pleno, en el que no haya lugar a todo aquello que muchos de ellos hoy padecen y que les está cincelando un futuro con insatisfacciones y traumas.
Estos días son propicios para que con fraternidad nos reencontremos en el seno de nuestros hogares, para fortalecer sentimientos de comprensión y armonía, para con serenidad disfrutar en unión de nuestra más inmediata semejanza. Lo más hermoso de estas festividades es que en ellas prima el compartir.
El Nuevo Liberal, sus directivos y todos los que en esta casa editorial laboran, desean a ustedes una feliz Navidad.
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