Día de inocentes en serio

Rodrigo Solarte.jpg webRODRIGO SOLARTE

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Pediatra

Escribo esta columna periodística el 28 de diciembre de 2015. Día de los santos inocentes. Tradición que el pueblo caucano conserva con humor, creatividad, dobles intenciones e incluso religiosidad.

La paz continuará siendo uno de los temas cotidianos durante el 2016 y siguientes. La mayoría de los colombianos hemos tomado este proceso en serio por su significancia histórica trascendente para el presente y futuro del país. Una gran minoría todavía piensa que estos diálogos entre gobierno y alzados en armas, son como una inocentada de los subversivos y del mismo gobierno para con los inocentes que creemos en ellos.

Llegará marzo del 2016 y veremos, si no antes, la firma de los acuerdos logrados para después ser ratificados o no por, los jóvenes y quienes seguimos vivos después de sesenta años de conflicto armado con sus consecuencias, en lo espiritual y material, con poca credibilidad como consecuencia de los frustrados procesos anteriores, y los indispensables cambios a todos los niveles, dinamizados por los firmantes institucionales y ex guerrilleros, empresarios, militares, medios de comunicación masiva, sistema educativo, y programas de las autoridades municipales y departamentales que inician su período en representación de todos los colombianos y colombianas.

Ratificados los acuerdos, deberán continuar todos los procesos e idearse nuevos, facilitadores de la participación integral, de los excombatientes, víctimas de tan prolongado conflicto armado, indígenas, campesinos, desempleados, desplazados, viudas, reinsertados, en general, de toda la sociedad civil que aspira contribuir a construir nuevas condiciones de vida para sus familias y toda la colectividad, local, regional y nacional.

Inocentadas no tolerables resultarían por ejemplo: que la paz a construir participativamente con justicia social, se convierta en un demagógico discurso más, al no estimular y facilitar la organización gremial de los afectados. Que la responsabilidad social empresarial no continúe comprometiéndose en planes y proyectos estimulantes de la creatividad de sus empleados y trabajadores. Que la niñez y vejez, por pertenecer a períodos no productivos del proceso vital humano, sigan marginados y sufriendo los maltratos que la deshumanizada sociedad actual proporciona, por omisión y valores aprendidos de la sociedad de consumo. Que el proceso salud-enfermedad continúe manejado, más como negocio que derecho humano fundamental. Que la mujer siga siendo víctima de violencias y maltratos, perpetuados por el cultural machismo prevalente a todos los niveles de la organización social actual. Que lo propio de semillas y alimentos, e incluso plantas medicinales, y tantos otros recursos naturales propios, se sigan expropiando, contrabandiando o negociando por favorecer a los monopolios multinacionales y perjudicando a sus dueños por consiguiente.

Serán muchos los procesos a retomar y dinamizar, así como las experiencias a conocer y replicar, dando vía libre a la creatividad, lúdica, artes y tantas manifestaciones culturales que en cada región y sector social existen.

Este 20016 pasará a la historia colombiana, por el necesario despertar de conciencias progresistas que buscan salidas nuevas a la situación vivida para construir alternativas viables para esta Colombia y América Latina, constitutivos de este continente de la esperanza.